China absorbe la experiencia alemana y se convierte en actor principal

En franjas que abarcan no sólo paneles solares, sino también energía eólica, redes de telecomunicación, transmisión eléctrica y trenes de alta velocidad, las empresas orientales se ubican ya a la par con sus contrapartes occidentales, a menudo tras “reinnovar” técnicas absorbidas vía emprendimientos conjuntos, táctica que obsede a los estadounidenses.

25 enero, 2011

<p>Otto von Bismarck inspir&oacute; la reforma Meiji en Jap&oacute;n (1868). Hoy ambas experiencias son objeto de estudio y emulaci&oacute;n en China. El punto es claro: &iquest;c&oacute;mo hizo Alemania para cambiar y crecer en el siglo XIX? &iquest;c&oacute;mo se explican los nexos del siglo XX entre Berl&iacute;n y Beijing?<br />
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Al mismo tiempo, varios analistas han publicado libros dedicados al papel que la Alemania bismarckiana desempe&ntilde;&oacute; en el crecimiento del sistema financiero occidental. Por entonces, nadie so&ntilde;aba siquiera con Estados Unidos; salvo un argentino, Domingo F.Sarmiento. Mucho despu&eacute;s, China sigue las huellas de sus dos antecesores y los propios teutones hablan de su &ldquo;momento prusiano&rdquo;.<br />
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Lo cierto es que en un plano mucho m&aacute;s amplio, Beijing supera a Berl&iacute;n como m&aacute;xima exportadora de valor agregado y su super&aacute;vit comercial con los teutones rozaba en 2010 casi &euro; 17.000 millones. De hecho, los chinos se han lanzado al asalto de la fortaleza econ&oacute;mica europea &ndash;Alemania- y apunta a las &aacute;reas industriales claves,<br />
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<strong>Se vienen, nom&aacute;s</strong><br />
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&ldquo;Esperamos un desembarco masivo en pocos a&ntilde;os, especialmente en maquinaria y equipos&rdquo; presume Franz Fehrenbach, director gerente de Bosch. Esta firma es la mayor fabricante mundial de partes automotrices y el primer grupo privado del pa&iacute;s (no cotiza en Bolsa) en ventas. &ldquo;Los chinos &ndash;a&ntilde;ade- ir&aacute;n mejorando calidad y tecnolog&iacute;a y, al mismo tiempo, sus precios internacionales ser&aacute;n cada vez m&aacute;s atractivos&rdquo;.<br />
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En otras &aacute;reas, por ejemplo m&aacute;quinas para la construcci&oacute;n, m&aacute;quinas herramientas, veh&iacute;culos o ingenier&iacute;a el&eacute;ctrica, tambi&eacute;n se destacan. As&iacute;, compa&ntilde;&iacute;as como Sany (equipos para la construcci&oacute;n) o Shanghai Electric se aprestan a competir.<br />
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A primera vista, pues, parece como si la mayor econom&iacute;a de la UE perdiese posiciones en actividades tradicionales centrales. En ingenier&iacute;a mec&aacute;nica &ndash;sector que emplea 910.000 trabajadores,&nbsp; uno de cada veinte en Alemania-, China ha tomado la delantera. Su participaci&oacute;n en el mercado global (25% en 2009)) pr&aacute;cticamente dobla la de los germanos.</p>

<p><strong>Unos y otros</strong><br />
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Pero la historia de los nexos sinoalemanes es compleja, como lo subraya el caso Tognum, fabricante de insumos de primera calidad para buques, trenes y la industria petrolera. Cuando la neocelandesa KiwiRail se convirtió en la primera del mundo emergente en comprar locomotoras chinas, insistió en que los motores fuesen provistos por Tognum. ¿Por qué? Porque los chinos aún no tienen redes de servicio y mantenimiento fuera de su propia región, o sea el punto fuerte de los alemanes. <br />
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Esta clase de factores puede ser una amenaza para algunos (estilo Q-Cells), pero una ventaja para otros, como en el caso de Tognum. La clave reside en  características típicas de la industria germana desde Bismarck en adelante: ingeniería, inventiva y especialización en nichos de mercado y productos de avanzada tecnológica. Eso cubre autos Porsche o Mercedes Benz, cortadoras Trumpf, químicos y siderurgia.<br />
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Existen historias en común. Por ejemplo, Heidelberger Druckmaschinen, líder mundial en impresoras que acaba de producir su milésima máquina cerca no de Heidelberg sino de Shanghai. Allá la firma fabrica unidades de similar calidad a las entregadas en la Unión Europea, pero menos complejas y a precios más competitivos.<br />
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En realidad, según explica Bernhard Schreier, director ejecutivo de la central, “ganamos mercado en China a costa de rivales incapaces o remisos a hacernos frente. Éste es un mercado de nicho con bajos volúmenes y altas barreras a la entrada. Además, los costos de investigación y desarrollo impiden el tipo de utilidades que otorgan prestigio u ocupan franjas tan estratégicas como los automotores, los trenes ultraveloces o los paneles solares”.<br />
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Hay otro factor que remite al pasado: Alemania no sólo es el mayor socio comercial de China, también es su primer proveedor de tecnología. Con un inconveniente: los ejecutivos europeos se quejan por la proliferación de “transferencias compulsivas”, las presiones para subcontratar empresas locales o entregar a organismos estatales información detallada sobre proyectos. Sin embargo, las antiguas y presentes relaciones con China resultan finalmente valiosas para Alemania. Tal es el caso de Bosch, que viene haciendo negocios durante más de cien años y hoy emplea 30.000 personas en 46 plantas y talleres. </p>

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