La norma ISO 9001 es la más popular en gestión de calidad a escala mundial y se encuentra actualmente en proceso de revisión para mejorar su relevancia y su adecuación a las prácticas más actuales.
Las normas ISO se revisan cada cinco años. Previamente a su publicación final se elaboran varios documentos borradores y se atraviesan varias instancias de participación de todas las partes interesadas. En la instancia de discusión, las partes pueden enviar comentarios y opinar acerca de las modificaciones y los cambios para cada nueva versión.
Se estima que la publicación final de la norma será en septiembre del año 2015. Aproximadamente 7.000 empresas argentinas –de las cuales 60% son Pyme– tendrán un período de tres años para realizar la transición a la nueva ISO 9001:2015 a partir de su lanzamiento.
La nueva versión, además de las mejoras buscadas en su contenido, también intenta incorporar una visión integral de la gestión de la calidad, que incluya elementos fundamentales de otras normas de sistemas de gestión, como son la ISO 14001 (Ambiente), OHSAS 18001 (Seguridad y Salud Ocupacional), ISO 50001 (Energía), ISO IEC 27001(Seguridad de la Información), etc. Se busca que sean más compatibles entre ellas, es decir, que utilicen la misma terminología y se elaboren bajo los mismos conceptos, de manera que todas las normas de gestión utilicen una estructura común, lo cual facilitará su entendimiento y aplicación.
Una modificación importante será la implementación del concepto de “contexto de la organización”: ya no solo se busca gestionar la calidad del producto o del servicio para la satisfacción del cliente, sino que se adiciona la identificación del entorno donde se trabaja, es decir, se deberá gestionar la relación que tiene la organización con el entorno y definir cuáles son los aspectos que pueden afectar a la calidad.
La antigua “responsabilidad de la dirección” se cambia por el “concepto de liderazgo”. La alta gerencia no solo deberá tomar responsabilidad acerca del sistema de gestión, sino que también deberá liderar el proyecto.
Evaluar los riesgos
En cuanto a la prevención y planificación de la calidad, en la versión 2015 se deben evaluar los riesgos que afecten al sistema, determinando los planes de acción para su gestión al momento de planificar la calidad, asegurando cumplir con los requisitos del cliente y del producto, como así también aquellos requisitos legales y reglamentarios que afectan al mismo.
Las acciones preventivas desaparecerán como tal, y se evaluará en esta instancia el análisis y la gestión de los riesgos. Para poder planificar la calidad se debe tener en cuenta el concepto de riesgo, el análisis de su posible impacto y la posibilidad de ocurrencia del mismo.
Se amplió el concepto de gestionar la competencia incorporando la gestión de conocimiento y el compromiso como factores importantes para la calidad. Se deberán fijar los objetivos para determinar las acciones a realizar y evaluar cómo estas impactarán en los procesos de la organización.
El concepto de gestión en las organizaciones fue evolucionando a lo largo del tiempo desde la visión del control total a la gestión de los procesos y sus resultados. Esto busca ser reflejado en cada actualización de la norma ISO 9001 y esta revisión no es la excepción.
“Seguramente la ISO 9001:2015 será positiva para el mercado porque se adecuará a las nuevas técnicas de gestión y a una visión actualizada para la conducción de la organización y el aseguramiento de la satisfacción de los clientes a través de la calidad de los bienes y servicios entregados”, según comenta Gustavo Pontoriero, gerente de Certificación de Sistemas de Gestión, Alimentos y Personas de IRAM.
Esta organización, atenta a las novedades ISO a escala mundial, posee en su Centro de Documentación la versión preliminar de la norma ISO 9001:2015 (DIS), que puede ser adquirida en su versión borrador con la finalidad de que las organizaciones puedan tener la oportunidad de conocer algunos aspectos de la nueva norma antes de su publicación final.
Proporcionar confianza
El avance de las certificaciones
Antes que nada es importante definir qué es la certificación. Se trata de un procedimiento por el cual una tercera parte asegura por escrito que un producto, proceso o servicio, satisface los requisitos establecidos. En esta definición es importante resaltar el concepto de tercera parte independiente.
Por Alberto Schiuma
Alberto Schiuma
En todo esquema de transacción existe una primera parte que tiene por finalidad la producción y/o provisión de bienes o servicios y que puede declarar que estos cumplen con un requisito determinado (declaración de primera parte), y una segunda parte que adquiere estos productos o servicios y que también puede emitir alguna declaración de cumplimiento con requisitos especificados.
De tal forma cuando se hace mención en este proceso a un tercero independiente, se refiere a aquella organización que por su conformación (misión) actúa de forma independiente de los intereses de proveedores y usuarios (primera y segundas partes).
La actividad de certificación cobra mayor importancia cuando los requisitos establecidos a los que hace mención esta definición están establecidos a través de las normas, dado que estos documentos resumen el estado de desarrollo de la capacidad técnica en un momento dado.
Podemos entonces resumir que el objetivo principal que busca la actividad de certificación es proporcionar confianza, tanto puertas adentro de la organización como en su ámbito externo.
Habiendo definido qué es una certificación, ahora podemos diferenciar entre dos grandes grupos de certificaciones: aquellas orientadas únicamente a los productos y servicios, como es el caso de las certificaciones de requisitos de seguridad o de eficiencia energética o aquellas vinculadas con sistemas de gestión. Ambos grupos (productos y gestión) no compiten entre sí, sino que se refieren a aspectos distintos de la organización y se complementan en todas aquellas organizaciones que buscan la excelencia.
Analizando la evolución que han tenido las actividades de certificación en general, podemos decir que en el inicio el concepto se orientaba al “Control de la Calidad”. A través del tiempo, el esquema de certificación de productos por Marca de Conformidad fue incorporando distintos elementos que hacen al sistema de gestión.
En IRAM, 70% de las empresas que certificamos son Pyme de diferentes rubros donde la implementación de normas de gestión generan cambios en la cultura de la organización; las ayudan a ordenarse, a administrar mejor los procesos y permiten optimizar los resultados, evitando las desviaciones y retrasos, poniendo el foco en la necesidad del cliente.
Por otra parte, los mercados internacionales exigen ciertas certificaciones para permitir el ingreso a productos y servicios. Las normas y su certificación ayudan a superar barreras en especial las denominadas barreras técnicas al comercio, a la vez que permiten ofrecer productos de calidad y seguridad a los usuarios. Hoy, muchas Pyme comercializan en la región, Europa o Medio Oriente, garantizando los niveles de calidad necesarios a través de la certificación.
Las normas más solicitadas por el sector Pyme son las normas de Sistema de Gestión de la Calidad (IRAM ISO 9001); Sistema de Gestión Ambiental (IRAM ISO 140001), Sistema de Gestión de Seguridad e Higiene (OHSAS 18001:2007), y en el ámbito de las agroindustrias lo relacionado con los sistemas de Gestión de Seguridad Alimentaria y Buenas Prácticas.
Sistemas de Gestión de la Calidad
Las normas de sistemas de gestión de la calidad están orientadas a mejorar la satisfacción de clientes. La certificación en base a esta norma refuerza la imagen de la organización, adquiriendo una ventaja competitiva respecto del resto del mercado y destacando su compromiso con la calidad. Entre los beneficios se evidencia la disminución de los costos de no calidad, y la disminución de los reclamos/quejas por problemas en su manufactura o prestación. Además, mejora el cumplimiento de los plazos, aumenta la motivación del personal
La OHSAS 18001
Así como la Norma IRAM ISO 9001 de Sistemas de Gestión de la Calidad está pensada para satisfacer las necesidades del cliente, el esquema de Sistema de Gestión de la Seguridad y la Salud Ocupacional tiene el foco puesto en los empleados y busca eliminar los riesgos para su salud y seguridad. Esta certificación genera más motivación y compromiso en el personal, al mismo tiempo que reduce días caídos por accidentes, retiro y ausentismo por enfermedades profesionales, haciendo más eficiente el uso de recursos humanos y económicos.
Gestión Ambiental
Por su parte, la norma IRAM – ISO 14001 de Sistema de Gestión Ambiental permite enfocar los objetivos de la organización en aspectos ambientales, identificando los impactos ambientales, legislación aplicable y planificando su gestión y cumplimiento, buscando asegurar que los productos y actividades de la organización sean gestionados de manera que no afecten al ambiente más allá de los límites establecidos en la legislación aplicable y en la planificación de la gestión.
Buenas Prácticas Agrícolas
La certificación de IRAM 14110 – Buenas Prácticas Agrícolas en producciones de origen vegetal tiene como objetivo asegurar una producción segura y sustentable de alimentos. Este proceso abarca el manejo del suelo, los sustratos, los cultivos, la maquinaria y equipos, la gestión de plagas, los productos fitosanitarios, los fertilizantes, la cosecha en general y sus productos, entre otros aspectos incluyendo los recursos humanos, ambientales y la gestión de calidad de los procesos involucrados en la cadena de valor agroindustrial.
El certificado emitido por IRAM, con una vigencia de tres años, es acompañado de un anexo, de renovación anual, donde se detallan los productos y los sitios alcanzados por el mismo.
Inocuidad alimentaria
Asegurar la inocuidad de los alimentos es una necesidad a escala mundial para preservar la salud de las personas. Las organizaciones que producen alimentos necesitan diseñar y mantener sistemas de gestión que aseguren la inocuidad de sus productos, la certificación es su reaseguro. Entre ellos, tenemos las Buenas Prácticas de Manufactura (BMP) y el sistema HACCP (Hazard Analysis and Critical Control Points / Análisis de Peligros y Puntos Críticos de Control), que constituyen un instrumento eficaz para comunicar el compromiso de la organización en asegurar la inocuidad de sus productos. Certificar el sistema HACCP disminuye las inspecciones de los clientes –lo que reduce costos y tiempos–, disminuye los reclamos y devoluciones, aumenta la eficiencia de los procesos productivos y facilita el cumplimiento de requisitos legales y reglamentarios.
La certificación de ISO 22000 o FSSC 22000 permite demostrar, mediante una evaluación de tercera parte independiente, la correcta implementación de un sistema de gestión de inocuidad en cualquier eslabón de la cadena de suministros de alimentos, dando respuestas a los compradores y garantías a los consumidores. Habría que explicar qué tiene de diferente a BPM-HACCP.
ISO 22000 y FSSC certifican la gestión de inocuidad, mientras que BPM–HACCP certifica que se tiene implementado un sistema que asegura la inocuidad. Las dos primeras contienen a estas últimas dentro de un sistema de gestión.
(*) Alberto Schiuma es director de Certificación de IRAM.
Economía de la calidad
Medir la inversión y el costo de no tenerla
Joseph Juran dice que los trabajadores y los gerentes hablan en el lenguaje de las cosas y los empresarios y accionistas en el lenguaje del dinero. Los clientes hablan ambos lenguajes, ya que en general buscan calidad y precio.
Por Ana María López (*)
La medición de los costos de no calidad (COPQ) es el “idioma” que les permitiría a todos estos “partícipes necesarios o stakeholders” comunicarse claramente.
Por ello, el empresario debería estar seguro de que alcanza el nivel de calidad requerido al mínimo costo.
La gestión de calidad tiene sus propios costos; conocerlos es muy importante para gestionarlos y establecer estrategias competitivas.
Por ello, el sistema de costos de una empresa debería considerar necesariamente la medición de lo invertido para lograr el nivel de calidad del producto o servicio y lo gastado por no haberlo logrado.
Los costos de la calidad son los asociados tanto con la definición, creación, control y evaluación de la conformidad con la calidad, como aquellos asociados con las consecuencias de no cumplir los requisitos o exigencias de los clientes. Este incumplimiento puede ser detectados por la empresa o peor aún por los clientes y consumidores.
¿Cuánto cuesta un departamento para atender las quejas?
¿Cuánto cuesta un 0800 y la infraestructura que lo rodea?
¿Cuánto cuesta la hora de un presidente de empresa dando explicaciones y pidiendo disculpas a sus clientes (caso presidente de Toyota frente al Congreso de Estados Unidos el año 2010 en que realizaron un recall de 8,5 millones de autos?
¿Cuánto cuesta reoperar por implantes mamarios defectuosos (a la empresa y a la sociedad)?
¿Cuánto cuesta dañar el valor de una marca que se destruye por un problema?
Hay muchos costos intangibles y costos de oportunidad que son difícilmente medibles.
Salvo cuando se daña el valor de la marca.
A título de ejemplo, menciono los valores de las marcas más valiosas publicadas en una investigación reciente: Apple vale US$ 124.200 millones, Microsoft 63.000 millones, Google 56.600 millones, Coca-Cola 56.100 millones, IBM 47.900 millones, McDonald’s 39.900 millones, General Electric 37.100 millones, Samsung 35.000 millones, Toyota 31.300 millones, Nescafé 17.000 millones, Nestlé 12.100 millones, Ford 11.100 millones, y Danone 11.000 millones, por citar a las más importantes en valor marcario.
Durante más de 40 años se realizaron en distintas empresas y lugares del mundo mediciones del COPQ y Plunket, que reportan una variación entre 5% y 40% de las ventas.
Es evidente que hay oportunidad de ahorrar y mejorar.
La metodología desarrollada en Harvard (ABC costing) o costeo basado en actividades, permite conocer los costos en los distintos niveles y en las distintas actividades de la organización.
De los modelos desarrollados, el más común es el PAF de Armand Feigenbaum (adoptado por la ASQ en 1970) y más recientemente Dale (1994), que clasifican los costos en dos tipos: de control y por fallas en el control.
Los costos de control incluyen:
a) Costos de prevención, asociados con actividades encaminadas a planificar, diseñar, capacitar, simular para mantener y elevar el nivel de calidad determinado, así como mantener al mínimo los costos por fallas;
b) Costos de evaluación, costos asociados con las actividades de medir, evaluar y auditar los productos o servicios para asegurar su conformidad a los estándares de calidad y requerimientos de desempeño. Tales como inspecciones en proceso, análisis, pruebas, calibración de equipos, clientes fantasmas, etc.
Los costos por fallas en el control, causados por los materiales, productos y procesos, especialmente servicios, que no satisfacen los requisitos de calidad, se clasifican en:
a) Costos por faltas internas, que incluyen los costos de calidad insatisfactorias, detectados dentro de la compañía;
b) Costos por fallas externas, asociados con los defectos que se encuentran después de ser entregado el producto al cliente y que se manifiestan fuera de la empresa, luego de la entrega del producto o de la realización del servicio. Muchas veces están relacionados con multas, gastos de garantías, quejas, reclamos, “recalls” de productos y en casos extremos juicios o pérdida de la marca.
Generalmente, el empresario ve a los primeros como un gasto y, a los segundos, como una catástrofe.
Una vez identificados y estructurados, es necesario un análisis para poder desarrollar acciones que los minimicen, a fin de establecer lo que costaría mantener determinado nivel de calidad e informar al dueño o accionista cómo está funcionando el programa de gestión de calidad, al mismo tiempo que ayudar a identificar las oportunidades que permitan mejorarla, así como aumentar las ganancias.
Existen numerosas herramientas y distintas metodologías de mejora, entre ellas, la “Lean Seis Sigma” “Seis Sigma”, que permite mejorar los procesos y reducir el nivel de errores y consecuentemente su costo asociado.
(*) Ana María López es ingeniera y profesora de Calidad Total en el MBA de USAL.
SGS Argentina
Los riesgos: más caros que asegurar calidad
La versión de la norma en extinción y la nueva son aplicables a cualquier tipo de empresa, solo que la que viene “hace hincapié en el análisis de riesgo y la posibilidad o no, en base a su resultado, de excluir algunos puntos normativos o no”, sintetiza Paula Troya, manager local de la firma.
Paula Troya
En más de un siglo de trajinar desde que se estableciera en Europa en 1878 y fuera registrada en Ginebra como Société Générale de Surveillance en 1919, la firma transitó desde los servicios de inspección agrícola fundacionales, a los cuatro atributos que amasó desde que se instaló en el país en 2001: inspección, verificación, pruebas, ensayos y certificación a escala global. Lo despliega mediante diez segmentos de negocio que operan en diez regiones geográficas.
De ahí que esta transición hacia el cambio de la norma IS0 9001 en ciernes, no les alterara siquiera las rutinas. En todo caso, están pendientes “del alcance que cada empresa determina que quiere certificar, en virtud de las exigencias y responsabilidades que son propias de cada organización en línea con el estándar a certificar”, aduce la gerenta, recién reintegrada de las vacaciones.
De todos modos, aclara que las normas ISO 9.000 o ISO 22.000 no aplican a certificación de productos, sino a la gestión, y que las empresas son responsables directas del cumplimento constante de sus obligaciones para con los requisitos del cliente: comunidad, medio ambiente, inocuidad, salud, etc.
Señala al respecto que “la certificación de las normas encuadra y verifica a través de auditorías muestrales dicha gestión”, si bien subraya que “es un compromiso de mutuo cumplimiento entre el ente de certificación y la empresa certificada”.
Aunque es categórica al afirmar que “claramente, las empresas podrán desarrollar sus planes de acción alineados a sus planes estratégicos para migrar a la nueva versión de la norma”.
Certificaciones múltiples
Cree que en la Argentina hay muchas empresas que necesitan certificar alguna norma, pero “el mercado apuesta a certificaciones de diferentes esquemas y somos pocas las que podemos brindar este servicio integrado con excelencia”.
Analiza que, “como los focos de cada norma/ estándar son independientes entre sí, que cada empresa decida certificar uno u otro dependerá lo que les resulte más acertado para su producto/servicio. De acuerdo con los borradores, se especificó el término ‘producto’ pero no se reemplazó”.
Ve lejos aún que en la Argentina se midan los costos de la “no calidad”, ya que “muchas empresas consideran que la prevención es un costo altísimo y que no siempre es necesario”.
Sin embargo, se esperanza en que arriben las tendencias de las organizaciones a evaluarlo. “Hemos comprobado, en nuestra experiencia, que el no invertir en el aseguramiento de calidad termina siendo mucho más costoso que el trabajar en minimizar los potenciales riesgos”.
Tüv Rheinland Argentina
Riesgos en particular, y calidad en escala global
El borrador final de los cambios que se vienen con la nueva ISO 9001 versión 2015 se prevé que se encontrarán listos en marzo. Como no está aún la publicación oficial de ISO, no se conocen los plazos formales, pero volverían a ser de tres años.
Thorten Malchow
La historia indica que, en este tipo de cambios, están previstos plazos para acompañar la transición. “El último plazo de adaptación otorgado desde Tüv Rheinland para el cambio de versión de ISO 9001:2008 fue de tres años, entendemos que en esta ocasión sería similar”, resalta Thorten Malchow, gerente del área de Sistemas de Gestión.
“Nuestra experiencia nos indica que es conveniente trabajar sobre la versión del draft final y para colaborar con las empresas en este proceso estamos preparando material y encuentros de difusión de las modificaciones y sus oportunidades”, comenta.
Puntualiza que justamente el cambio que trae la nueva versión es que, además de tener en cuenta los requisitos del cliente, se incorporan los conceptos de planeamiento estratégico y análisis de riesgos para la propia organización. “Esto significa identificar la criticidad de riesgos de acuerdo con la actividad a la cual la empresa esté inmersa”. Yendo al caso de la industria de alimentos o automotriz, explica que existen requerimientos técnicos específicos del rubro, pero conceptualmente el nuevo desafío es pensar en los riesgos en particular y la gestión de la calidad en forma global.
Aspectos ambientales
Cuenta que, actualmente, “muchas empresas de nuestra cartera van ampliando sus certificaciones a nuevos Sistemas de Gestión para completar así los aspectos técnicos ambientales (ISO 14001), Salud y Seguridad Ocupacional (OHSAS 18001)”.
A su vez llama la atención de nuevas normas que van surgiendo para cubrir nuevas necesidades, como la ISO 50001 (Gestión de la Eficiencia Energética) que viene a completar un aspecto olvidado en la gestión del medio ambiente. En este caso, un upgrade de una ISO 14001 a ISO 50001 solo requeriría 25% de esfuerzo al Sistema de Gestión Ambiental que la empresa tenga.
Menciona también a las empresas que desean ampliar a Gestión de la Seguridad de la Información (ISO 27001) y Gestión de la Información (ISO 20000), principalmente para organizaciones con fuerte impacto del rubro informático.
Subraya Malchow que, pese a que muchas empresas de plaza tienen acuerdos globales con otros entes de certificación en su casa matriz, han decidido mantener la certificación con Tüv Rheinland por el alto nivel de satisfacción con el servicio.
Por otra parte, “también trabajamos con acuerdos globales para compañías con desarrollo internacional y vemos que, si bien las casas matrices tienen mucho peso, la importancia de la decisión local es relevante”, concluye.
DQS UL
Se dé o no cuenta, el cliente será beneficiado
La facilidad de comprensión de las normas con el nuevo ordenamiento, a partir de que mantienen una misma estructura, seguramente allanará el camino a las empresas y las animará a encarar una implementación y certificación múltiple.
Mario Salatino (*)
La firma declara estar preparada para los cambios en ciernes, según explica Mario Salatino, auditor responsable en la Argentina. La empresa, establecida en 2008 en el país bajo la dirección de Rafael Griffi, pertenece al grupo de origen alemán DQS-UL, que desde hace más de 25 años brinda servicios de evaluación y certificación de sistemas de gestión a una cartera de 20.000 clientes (entre automotrices, energéticas, de la construcción, metalúrgicas y químicas, alimentación, salud, aeroespaciales y telecomunicación) en 100 países.
De todos modos, se sabe que se cuenta con tres años de plazo desde la fecha de emisión de la versión 2015 de la ISO 9001 para la adecuación al cumplimiento de los nuevos requisitos. “Las empresas que ya se encuentran certificadas tendrán tiempo suficiente. Las más comprometidas pueden ser aquellas que certifiquen con la versión ISO 9001:2008 aun después de emitida la versión 2015. Así y todo dependerá de la capacidad de la empresa en implementar el cambio cultural que requiere concebir la nueva versión”, evalúa el especialista.
Admite que podrían quedar fuera de certificación las empresas que no alcancen a comprender, promover y aplicar el cambio cultural requerido: “Si no trabajan para extender el campo de análisis contextual de la organización y a partir de él, definir los procesos bajo la nueva óptica de la ISO 9001:2015”, precisa.
De todos modos, aclara que “siendo el cliente quien recibirá un producto o servicio a su satisfacción, como ocurre hasta el presente, habrá algunos que marquen el nivel de exigencia y otros que quizás, sin saberlo siquiera, reciban un producto o servicio ‘mejor’ en cuanto a la concepción con la que ha sido inspirada la producción o el servicio obtenido bajo requerimientos de la nueva ISO 9001:2015”.
En cuanto a la mención explícita de “bienes y servicios” en la nueva norma, señala que “seguramente hará sentir a las empresas de servicios que son claramente incluidas en ISO 9001 y el alcance de sus requisitos pueden ser mejor comprendidos. Es sentir que las llaman por su nombre”.
Finalmente indica que otras certificaciones específicas pueden seguir teniendo vigencia en cuanto a la especificidad de sus requisitos al rubro de que se trate.
(*) Auditor responsable en la Argentina.
Bureau Veritas Argentina
Más certificación en las ISO 14001
La evolución del número de certificaciones en el país durante los últimos años ha estado en línea con el incremento de la actividad económica, más fuertemente entre 2004 a 2010, con incrementos de dos dígitos (entre el 10% y el 15%) y, en menor medida, en los últimos cuatro años con incrementos por debajo del 10%.
Gustavo Nudel
El volumen total de certificaciones vigentes de sistemas de gestión ISO a finales de 2013 en todo el mundo era de 1.564.448, de los cuales más de 90% corresponden a ISO 9001 (72%) e ISO 14001 (19%).
En nuestro país, en cambio, el volumen es menor a 1% del total mundial, con aproximadamente 10.000 certificados vigentes y un equilibrio muy similar al mundial en términos de la distribución ISO 9001 e ISO 14001, señala Gustavo Nudel, director de Certificación, para contextualizar globalmente.
La publicación de la versión final de la ISO 9001 se espera para septiembre de 2015 y la de ISO 14001, para julio. Como el plazo de aplicación se calcula en tres años, en las empresas preguntan por los hitos de la transición.
–¿Cuáles son los hitos de la transición a la versión 2015?
–No hay que precipitarse. A la fecha de hoy no se han publicado oficialmente ni la norma ISO 9001:2015 ni la norma ISO 14001:2015 (ambas se encuentran aún en fase de borrador). Mi recomendación es esperar a la publicación del borrador final antes de adoptar ninguna medida significativa ya que todavía no se ha definido nada por completo.
–¿Cuál sería el inventario con vistas a la transición en ciernes?
–Dos sectores presentan un crecimiento constante, en particular, la gestión de seguridad de la información según ISO/IEC 27001 y la gestión de inocuidad alimentaria según ISO 22001, ambas muestran 14% y 15% de aumento respectivamente. ISO 9001, el estándar líder en gestión de calidad, continuó demostrando un crecimiento muy respetable (del orden del 3%), mientras que la norma ISO 14001 de gestión ambiental registró un crecimiento del orden de 6%.
A pesar del progreso modesto, la ISO 9001 sigue siendo muy popular con un aumento del área de influencia a 187 países. En la fase de expansión, la ISO 16949 para el sector automotriz registró un aumento estable de 7%, mientras que la norma ISO 5001 de gestión de la energía, continúa teniendo en gran demanda después de su fuerte crecimiento en 2012, con una progresión sólida de 116%.
–¿Cómo serían los pasos que vendrán al entrar en vigor la norma?
–Por ejemplo, una empresa que actualmente cuente con una certificación ISO 9001:2008 que expire en junio de 2016 puede iniciar un ciclo de recertificación bajo la actual norma ISO 9001:2008. El certificado se emitirá con fecha de expiración en septiembre de 2018. Antes de esta fecha, la empresa tendrá que iniciar la transición a la norma ISO 9001:2015 para conservar la certificación.
Pero en este sentido hay que estar atento y no esperar hasta el último momento. No es conveniente arriesgar la certificación ni los negocios. Las normas ISO revisadas tienen que ver con la gestión del riesgo, así que precisamente este es el momento de gestionar riesgos.
Cambio de enfoque
–¿Cuán cercano estaría el inicio del ciclo de las auditorías?
–Las empresas no pueden ir más rápido que sus organismos de certificación, que no podrán realizar auditorías hasta que los auditores estén plenamente calificados para las nuevas normas y que estas se encuentren oficialmente publicadas. Dado que la calificación únicamente se puede otorgar basándose al menos en el borrador final, no se podrá realizar ninguna auditoría de certificación antes de que se publiquen los FDIS.
–¿Para la nueva ISO 9000 se impondrá la realización de planeamiento estratégico y análisis de riesgos en actividades críticas, o seguirá siendo el cliente quien marque el nivel de exigencia y responsabilidad?
–Las organizaciones certificadas deben considerar que la estructura de la norma está cambiando, pero no impactará necesariamente en la estructura de los sistemas de gestión de calidad existentes. Además, el modelo de la norma está cambiando a un enfoque más basado en el riesgo; este pensamiento basado en el riesgo (planeamiento estratégico) es algo que muchos de nuestros clientes ya vienen haciendo.
Si bien la revisión es nueva, gran parte de la idea detrás de los términos es más evolutiva. Creo que es un momento decisivo que tiene más que ver con la alineación con otras normas, como la 14001, OHSAS 18001, etc.
La facilidad de integración entre sí y/o con otros sistemas de gestión con estructura similar, tales como ISO 14001 y OHSAS 18001, llevaría a pensar que el número de certificaciones ISO 14001 aumentará en línea con la facilidad de integración con ISO 9001.
Todas las entrevistas fueron realizadas por Rubén Chorny.