<p>En Beijing, el ministerio agrario desarrolla desde hace tres años un esquema para financiar la adquisición de áreas explotables en el África subsahariana y Latinoamérica. El objeto es asegurarse el abasto de alimentos, al menos en el lapso 2011/40. Cabe recordar que ese gobiernos promovía ya compras en el exterior por cuenta de petroleras, bancos e industrias. Todo mientras occidente ve con aprensión la volatilidad de fondos soberanos manejado por emiratos del golfo Pérsico, empezando por Dubai.<br />
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En principio, esos planes no debieran encontrar obstáculos. Pero Beijing teme que muchos gobiernos no estén dispuestos a enajenar grandes superficies. Estas cosas fueron históricamente comunes en Argentina, Uruguay, Brasil, Paraguay, Bolivia, Perú, Ecuador y Centroamérica. Por otro lado, desde los años 60 Australia funciona como “fábrica de carnes” para Japón, una simbiosis que el cono sur americano nunca comprendió.<br />
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En tiempos de escasez y volatilidad de alimentos, China no estará sola. En Levante, uno de los máximos importadores netos de productos agrícolas, Saudiarabia, invierte en ganadería africana, india y latinoamericana. Al oeste, Libia negocia con Ucrania posibilidades de cultivar sus propios cereales en sus legendarias tierras negras. <br />
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Estas combinaciones de intereses entre la península arábiga y uno de los mayores productores mundiales de trigo puede revivir teorías formuladas hace más de un siglo por el geógrafo Halford Mackinder. Seguidor de Thomas Malthus (1766/1834), su idea era que controlar las ricas tierras de Europa oriental (Ucrania, Polonia) era clave para dominar Eurasia. Ahora, un grupo de “nacionalsocialistas” rusos emplea el toponímico para promover la recreación del imperio en sus fronteras anteriores no a 1918, sino a 1990<br />
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Las iniciativas china y árabes, de paso, quizá promuevan resistencias en la Unión Europea, Estados Unidos y Japón a pactos globales que los hagan reducir sus cuantiosos subsidios agrícolas. Aunque los precios internacionales varíen, las tres potencias creen que deben protegerse de países que producen más barato. Estos debates probablemente suenen más que en los días de Malthus o Mckinder. <br />
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2010 recalienta la puja mundial por suelos fértiles
Los campos arables vuelven a ser activos estratégicos. Lo probó en 2009 una decisión china: alentar a fondos soberanos a comprar tierras en el exterior, sin consultar con la FAO. Hoy, los desastrosos monzones en Pakistán y aledaños lo confirman.