<p>El anuncio y las exequias quedaron en manos de la fundación Pierre Bergé et Yves Saint-Laurent. A lo largo de una carrera que llegó a 2002, inspiró cánones de elegancia para la mujer moderna y la indujo a usar pantalones para el día y la noche. También impuso trajes estilo safari, el “smoking”, los impermeables a lo Humphrey Bogart y otras audacias para uso femenino.</p>
<p>A menudo, el modista buscaba ideas en las calles. Por ejemplo. Ropa de ”beatniks” parisinos, uniformes de marineros norteamericanos y una gama “risquée” de vestidos.</p>
<p>Sus encantadoras creaciones de “soirée” solían llevar ornamentos, fantasías y hasta joyas inspiradas en Pablo Picasso, Henri Matisse, Salvador Dalí o Joan Miró. Por encima de todo, era un maestro del color, capaz de combinar verdes, azules, rosas y amarillos en un solo conjunto, sin ser vulgar o recargado.</p>
<p>Entre las mujeres que dictaban el estilo, sus creaciones fueron lucidas por Catherine Deneuve, Lauren Bacall, Marina Vlady, Odile Versois o miembros del jet set. Verbigracia, Marie-Hélène Rothschild, Marella Agnelli y varias cabezas coronadas.</p>
<p>Su salto a la fama fue la colección Trapèze, su primer trabajo para el sello Christian Dior tras la muerte del maestro. Pero, a diferencia de tantas estrellas fugaces, YSL se mantuvo en la cima mientras la moda pasaba de lo formal al “prêt-à-porter” –un golpe de marketing, por cierto- y al triunfo de lo deportivo e informal.</p>
<p>Durante años atendió su propio atelier de alta costura. Ya a inicios de los sesenta, sus colecciones eran consideradas como la última palabra de cada temporada. Su influencia, a veces tan tiránica como la de Coco Chanel, alcanzó el pico en los años setenta, mientras fue normal entre los creadores hacer cambios cada seis meses.</p>
<p>Entre sus mayores éxitos figura la colección Mondrian (1965), basada en pinturas abstractas del holandés, cuyo desfile parisino debió repetirse en Nueva York. Inicialmente un audaz proclive a polémicas como la de los pantalones femeninos (1968), derivó después a posturas más conservadoras y trocó revolución por evolución. Solía decir que todo cuanto precisaba una mujer era un par de pantalones, un pulóver y un impermeable.</p>
<p>Ya en 1983, el Museo Metropolitano de Arte (Nueva York) organizó una retrospectiva deYSL (tenía 47 años). Nunca el Instituto de la Moda lo había hecho con un creador vivo. Esa exposición recorrió París, Beijing, Moscú, Leningrado y Tokio.</p>
<p>Yves-Henri Donat Mathieu Saint-Laurent nació en Orán, Argelia, el 1° de agosto de 1936. Pero creció en una villa mediterránea con sus hermanas menores, Michelle y Brigitte. Ambas y su madre siguen viviendo. Desde los dieciocho, trabajó con Dior, quien le decía “mi delfín”. La sorpresiva muerte del maestro puso a YSL al frente de la casa homónima. Es imperio de US$ 2 millones anuales, producto de otra leyenda: la cintura de avispa (1947).</p>
<p>En el ocaso, el modista mutó en empresario, lo cual el valió duras críticas. Antes de retirarse, por ciento, cedió el manejo de su imperio a inversores privados. La marca YSL pasó al grupo Gucci, un apellido corso en parte competidor de YSL, a su vez parte del conglomerado minorista PPR. Pero ¿hay algún heredero aceptable? Algunos apuntan al italiano Stefano Pilati.</p>
<p>Pero los vaivenes en el control datan realmente de 1993, cuando la farmoquímica Sanofi –donde el estado francés tenía acciones- tomó la mayoría del paquete YSL. Años después lo cedió a Gucci, que no pudo frenar las pérdidas del negocio. Esto sucedió recién en 2007: las ventas saltaron 14%, a € 225 millones y el rojo disminuyó de € 50,1 a 33 millones. Pero para eliminarlo del todo se necesitan ingresos anuales por € 310 millones. Claro, ya no está el numen que, en realidad, se había alejado hace años de la creación.</p>
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Yves Saint-Laurent, la leyenda, era al final sólo una marca de Gucci
Tenía apenas 21 años cuando conquistó París en 1958 como heredero de Christian Dior. Durante un largo reinado- se retiró en 2002, falleció a los 71 años-, fue uno de los modistas más influyentes y revolucionó el marketing del lujo.