Al mismo tiempo, la tecnología sigue avanzando y todo un ecosistema de nuevos actores amenaza con revolucionar la captación de clientes. En consecuencia, los responsables del sector se ven obligados a tomar decisiones estratégicas para decisiones estratégicas deliberadas y agresivas para salir adelante. Los cambios graduales o la ilusión de evitarlos ya no son opciones viables.
A la dificultad de afrontar estos retos se suma la aceleración de la pandemia. Las demandas de clientes y empleados cambiaron más en 24 meses que en los últimos veinte años. Esto aplicó una enorme presión al sector y las aseguradoras tuvieron que adaptarse, en algunos casos, de la noche a la mañana. La pandemia tuvo altibajos, pero el ritmo del cambio siguió implacable.
Tendencias vinculadas a la IA
Las tecnologías de la Inteligencia Artificial ya se están instalando en empresas, hogares y vehículos, y también en nuestra vida personal. La disrupción de COVID-19 cambió los tiempos de adopción de la IA al acelerar la digitalización en las aseguradoras.
Prácticamente de la noche a la mañana, las organizaciones tuvieron que adaptarse para acoger a las fuerzas de trabajo remotas, ampliar sus capacidades digitales para facilitar la distribución y actualizar sus canales online.
Aunque es cierto que la mayoría de las organizaciones no invirtieron demasiado en IA durante la pandemia, el creciente énfasis en las tecnologías digitales y la gran disposición a aceptar el cambio las situará en una mejor posición para incorporar la IA a sus operaciones.
Cuatro tendencias tecnológicas fundamentales, estrechamente unidas a la IA (y a veces potenciadas por ella), reconfigurarán el sector de los seguros durante la próxima década.
Explosión de datos
En los ámbitos industriales, los equipos con sensores son habituales desde hace tiempo, pero en los próximos años el aumento será enorme. Seguirá profundizándose la penetración de los dispositivos actuales (como vehículos, controladores de estado físico, asistentes hogareños, teléfonos y relojes inteligentes), pero se sumarán nuevas categorías como artículos de vestir, ropa de cama, electrodomésticos, dispositivos médicos y calzado. Los expertos estiman que en 2025 habrá hasta un billón (millón de millones) de dispositivos conectados. La consiguiente avalancha de nuevos datos creados por estos dispositivos permitirá a los operadores comprender mejor a sus clientes, lo que dará lugar a nuevas categorías de productos, precios más personalizados y una prestación de servicios cada vez más en tiempo real.