A diferencia de las fábricas europeas que controlan algunos de los autos completados de cada camada, cada uno de los vehículos que sale de la línea de ensamblaje en suroeste de China es sometido a pruebas durante cinco horas en una senda de manejo. Una vez al mes, o sea con una frecuencia tres veces superior a la de Europa, Volvo desarma completamente un auto terminado en Chengdu para examinar la calidad de las soldaduras y otras cosas.
Este esfuerzo por persuadir a los norteamericanos de que compren un auto Premium hecho en china es un nuevo paso en la campaña de volvo por establecerse como una marca de lujo global luego de comprar en 2010 la automotriz china Geely.
Así, en las próximas semanas, las primeras unidades del sedán S60 Inscription, comenzarán un viaje histórico desde el suroeste de china hasta Estados Unidos. Los autos serán transportados en camiones hasta el puerto de Shanghai. Allí los cargarán en barcos especiales para el transporte de vehículos, atravesarán el Océano Pacífico y finalmente, serán desembarcados en Los Ángeles.
Volvo es la primera automotriz en animarse a convertir a China en la plataforma de exportación para sus unidades. Su decisión pone en evidencia, una vez más, que el país hace rato que dejó de ser un proveedor barato para productos de trabajo intensivo. Hoy es un exportador de calidad de productos complejos.