Luego de eso vino la declinación del negocio de la música. El compact disc quedó en la memoria y la gente dejó de ir a comprar música a los comercios. Les resultaba más interesante y mucho más barato bajar de internet solamente el tema que les interesaba.
Pero luego llegaron Apple Music y Spotify con la novedad de la música en streaming y eso cambio todo. Ahora la música vuelve a ser un negocio interesante por primera vez desde la década del 90. Más de 100 millones de suscriptores pagos en todo el mundo es algo que nadie hubiera imaginado hace algunos años. Era difícil imaginar cómo alguna vez la música podría igualar las ganancias de la etapa pre-Napster, cuando dominaba la venta de compact discs. Pero ahora por una cuota mensual podemos tener hasta 30 millones de canciones en nuestro teléfono, PC o tableta, y eso permite a los artistas cosechar millones como nunca.
Eso fue posible porque un grupo de ejecutivos vio la distribución digital como la posible cura para los problemas del negocio. La principal virtud del formato es que puede ser controlado: si a la gente se le daba acceso digital a la música que quería, entonces sí aceptaría pagar.
Spotify paga 70% de sus ingresos a los dueños del contenido y Apple paga todavía más. Silicon Valley también se ha despertado al poder del streaming. Amazon, Apple y You Tube lanzaron servicios de streaming en los últimos años