La decisión, que pone fin a casi un siglo de residencia en Londres, es interpretada como un desplante fuerte del grupo anglo-holandés al gobierno de Theresa May, que intenta comenzar una existencia extracomunitaria. Pero la decisión tiene su lógica: al mudarse a los Países Bajos el grupo sigue estando en la Unión Europea.
Theresa May lleva meses tratando de asegurar a las empresas que Gran Gretaña sigue siendo un país atractivo para invertir luego del divorcio con Europa; sin embargo, muchas de ellas, con sede en Gran Bretaña, están haciendo planes para proteger su acceso a los mercados europeos. Temen que el Brexit termine generando nuevas barreras al comercio de bienes y servicios.
Unilever operó durante muchos años con dos bases, una en Londres y otra en Rotterdam. Sin hacer mención del Brexit, dice consolidando las operaciones en la ciudad holandesa simplificará su estructura, dará más flexibilidad a la compra y venta de marcas y mejorará su desempeño en el largo plazo.
La nueva estructura contempla en tres divisiones, dos de ellas en Londres y una en Rotterdam. “El directorio cree que la simplificaciòn de nuestra estructura en tres divisiones creará una compañía más simple, más ágil y más enfocada en la flexibilidad estratégica de la cartera de productos,” dijo Marijn Dekkers, presidente del directorio de Unilever.
La noticia acentuó las presiones sobre el gobierno británico para que busque un acuerdo que asegure la unión aduanera con la UE.