Fue a principios de 2017 cuando Essilor, francesa y la mayor fabricante de lentes del mundo, aceptó una fusión valuada en 50.000 millones de euros con la italiana Luxottica.
Desde entonces, trabajan juntos Leonardo del Vecchio, fundador de Luxottica de 83 años y Hubert Sagnières, 63, jefe de Essilor, como presidente y vice del directorio respectivamente pero con iguales poderes en el grupo que fabrica los anteojos de sol Ray-Ban y Oakley. Los lentes son franceses, los armazones italianos.
Desde antes de la firma se advertía la dificultad de fusionar un negocio familiar italiano manejado por su fundador con una empresa francesa que cotiza en bolsa. Una parte fundamental del negocio parece ser mantenerse fuera de la vista del público.
Ahora comienzan a aflorar acusaciones mutuas relacionadas con el gobierno de la empresa resultante: EssilorLuxottica. La pelea, que se hizo pública, se desencadenó con relación a un desacuerdo sobre el nuevo CEO. Sagnières había dicho a finales de 2017 que cuando finalizara el proceso de la fusión contratarían a un CEO profesional. Ese proceso se completará a finales de 2020.
Pero Del Vecchio amagó con poner su confianza en Francesco Milleri para CEO de EssiloLuxottica, aunque luego intentó retractarse. Sagnières dijo, sin embargo, que a pesar de sus negaciones, la serie de medidas que fue tomando Del Vecchio reflejan un intento “de facto” de tomar el control del grupo sin ofrecer nada a cambio a los accionistas.
El octogenario italiano contraatacó diciendo: “Francesco Milleri es el chivo emisario. Hubert Sagnières debe tener el coraje de decir que para él, el problema soy yo.” “Sagnières sólo acepta lo que propone él”.
Como telón de fondo hay un mercado que crece sin cesar y un negocio muy prometedor. La gente vive más años y son muchos millones los que necesitan anteojos, sea para leer, sea para mirar de lejos o sea para protegerse de los rayos del sol.
