Ambas compañías confirmaron la operación con un anuncio oficial en que no aclaran a cuánto asciende la cifra de venta. Pero la decisión termina con una batalla en la que ambos rivales invirtieron millones y millones de dólares en subsidios para conquistar a los usuarios ganándole a su opositor. Las inversiones llegaron a un punto en que los invasores norteamericanos de Uber se alarmaron y aconsejaron a Uber China no poner más plata para conquistar un mercado casi imposible de ganar.
La magnitud de las inversiones, que exigió a ambas compañías salir a reunir dinero, puso de manifiesto que para cualquiera de las dos, dominar ese mercado de 300 millones de usuarios y lograr rentabilidad implicaría continuar con ese nivel de inversiones.
La decisión de la compañía norteamericana se explica al advertir que iba siempre a la zaga de Didi, no sólo en capital reunido sino también en inversiones y en número de usuarios. China le resultó un hueso demasiado duro de pelar.