Eso se supo mientras el sector, que el propio Lee contribuyó a crear, vive momentos tórridos. Esto hace a las prácticas de los mismos inversores, que ponen en juego altas sumas en efectivo para tomar participaciones controlantes en una empresa. La idea es lograr retornos (dividendos) altos lo antes posible y eso implica, a menudo, lanzar esas firmas al ruedo bursátil y meterlas en problemas.
En los últimos años, las cosas marchaban bien, por tanto el sistema ha acumulado cantidades exorbitantes y sus integrantes se cuentan entre los mejores clientes de especialistas como Thomas H.Lee Partners (THLP). Algunas de estas organizaciones controlan compañías cuyas ventas conjuntas se comparan con las de los mayores grupos norteamericanos.
Pero no han faltado escándalos y cosas peores en la breve historia de este negocio. En verdad, Lee se marcha apenas un año después de que su firma invirtiera US$ 500 millones en Refco. Esa empresa, intermediaria y especuladora en el mercado de materias primas, salió a bolsa a mediados de 2005 –auspiciada por THLP- y, semanas después, se vino abajo entre fraudes contables. Lee lo supo cuando ya era demasiado tarde.
Al cabo, THLP debió enviar a pérdida la inversión hecha en Refco. Eso y el inevitable final de Lee demuestran la volatilidad del segmento. Por ende, Lee se va entre mutuos reproches, mienytras la firma que seguirá llamándose así se apresta a lanzar un fondo de compras apalancadas por US$ 8.000 a 10.000 millones.
A diferencia de tantos ejecutivos, Lee se fue rechazando una atractiva “indemnización”. ¿Lo hizo por ética? No. Lo hizo porque no aceptaba comprometerse a no competir con su ex firma. Pero, como ésta retiene la marca, Thomas H.Lee no podrá operar usando su propio nombre….
Eso se supo mientras el sector, que el propio Lee contribuyó a crear, vive momentos tórridos. Esto hace a las prácticas de los mismos inversores, que ponen en juego altas sumas en efectivo para tomar participaciones controlantes en una empresa. La idea es lograr retornos (dividendos) altos lo antes posible y eso implica, a menudo, lanzar esas firmas al ruedo bursátil y meterlas en problemas.
En los últimos años, las cosas marchaban bien, por tanto el sistema ha acumulado cantidades exorbitantes y sus integrantes se cuentan entre los mejores clientes de especialistas como Thomas H.Lee Partners (THLP). Algunas de estas organizaciones controlan compañías cuyas ventas conjuntas se comparan con las de los mayores grupos norteamericanos.
Pero no han faltado escándalos y cosas peores en la breve historia de este negocio. En verdad, Lee se marcha apenas un año después de que su firma invirtiera US$ 500 millones en Refco. Esa empresa, intermediaria y especuladora en el mercado de materias primas, salió a bolsa a mediados de 2005 –auspiciada por THLP- y, semanas después, se vino abajo entre fraudes contables. Lee lo supo cuando ya era demasiado tarde.
Al cabo, THLP debió enviar a pérdida la inversión hecha en Refco. Eso y el inevitable final de Lee demuestran la volatilidad del segmento. Por ende, Lee se va entre mutuos reproches, mienytras la firma que seguirá llamándose así se apresta a lanzar un fondo de compras apalancadas por US$ 8.000 a 10.000 millones.
A diferencia de tantos ejecutivos, Lee se fue rechazando una atractiva “indemnización”. ¿Lo hizo por ética? No. Lo hizo porque no aceptaba comprometerse a no competir con su ex firma. Pero, como ésta retiene la marca, Thomas H.Lee no podrá operar usando su propio nombre….