viernes, 22 de noviembre de 2024

Sobredosis de TV

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La famosa “caja boba” se transformó en un centro multimedia desde el que el usuario puede comprar entradas de cine o reproducir contenido de señales premium. Internet ya no es  competidor para los cableoperadores. Por Florencia Pulla. 

El mundo digital no es perfecto pero es lo mejor que tenemos. Como en una foto color sepia, el pasado analógico se nos presenta rústico, lento, trabajoso. Ir al supermercado implicaba, hasta no hace mucho, desplazarse con un changuito y hurgar el fondo de un monedero para encontrar cambio y pagar; ir al cine significaba perder 40 minutos en una fila interminable. Hoy emprendimientos como la Barata del Central, que lleva frutas y verduras del Mercado Central a la puerta de los departamentos de los jóvenes profesionales de Capital Federal, o Cabañas El Entrerriano, que permite comprar cortes de carne por Internet, facilitan el proceso de compra sin tener que levantarse del sillón. Internet no es un competidor al que solo tenían acceso las grandes marcas sino un facilitador para que las Pyme también encuentren su lugar y diversifiquen su oferta. 

Sin dudas, existen nostalgiosos que todavía suspiran por ese pasado de la misma manera que hoy se coleccionan viejas chapitas de Coca-Cola. Pero el común de la población abraza estas nuevas tecnologías sin un gramo de culpa ni de tristeza. Como las compras, la televisión también tuvo que adaptarse a los nuevos tiempos. Aunque todavía no son el estándar las televisiones inteligentes –las llamadas “smart tv”– hoy son inmensamente populares y permiten desde sacar entradas a través de una aplicación de Cines Hoyts hasta mirar Guapas, la serie hit de Canal 13 desde su aplicación smart. 
De alguna manera, se aggiornan para estar a la altura del nuevo paradigma televisivo: las audiencias ya no ven televisión a la antigua, no se sientan a las nueve de la noche a ver la novela, sino que deciden dónde, cuándo y desde qué dispositivo ponerse al corriente. El usuario-consumidor no corre detrás de la programación de la televisión sino que la programación cambia para “atrapar” a una audiencia cada vez más esquiva.

 


Nadine Pavlovsky

 

No-lineal es la cuestión


Los guionistas de Hollywood supieron que el modelo de negocios iba a cambiar –a uno más basado en Internet– cuando en 2008 iniciaron una huelga que paralizó la industria. Por semanas lucharon por una mayor participación en las ganancias de las series que escribían pero, quizás fue más importante para la sustentabilidad de su vida financiera, por las ganancias que podrían generar sus series por Internet. Entendieron algo que después se hizo más evidente con la masificación de YouTube y de servicios de video en streaming como Vimeo: que las personas pasan su vida conectados a Internet y que el viejo modelo iba en camino a desaparecer. 

Gonzalo Hita, gerente comercial de Cablevisión-Fibertel, lo explica mejor. “Vivimos un momento de transición de un modelo lineal a otro no lineal de ver televisión. El consumo sobre diferentes plataformas es cada vez mayor. Hoy reinan Netflix, YouTube; las personas no ven menos televisión sino que lo hacen de manera distinta. Y eso produce cambios en la industria”. 

Cablevisión entendió que la demanda iba a seguir esa línea. Y lanzó una plataforma de video on-demand que aglutina otras plataformas premium como la de HBO o MovieCity pero también le agrega contenido de otras señales adheridas al sistema. Desde el canal 1, prometían en el lanzamiento del servicio, que la oferta “on demand” de “catch-up tv” (los términos son todos en inglés) iba a actualizarse mes a mes. En este sentido, la aparición de Cablevisión Play viene a completar la oferta con una plataforma, también unificada, de contenidos online. 

Desde Miami, Dionne Bermúdez, vicepresidente de Distribución Digital en HBO Latin America, piensa sobre la misma línea. HBO fue de las primeras señales pemium en crear una plataforma propia que hoy, al menos en mercados más maduros, goza de buena salud. El servicio se llama HBO Go y para los fanáticos de Game of Thrones –una de las series propias de la emisora que se caracteriza, desde hace tiempo, por romper el molde con series y películas propias, de calidad cinematográfica e historias intrincadas– poder acceder a la última temporada en HD es una buena noticia. Es que, en definitiva, poder atacar al usuario desde múltiples plataformas es una oportunidad de negocios para la televisión por suscripción. “Está comprobado que no bajó la cantidad de tiempo que una persona consume nuestros contenidos; es cada vez mayor. Entonces tener HBO Go implica una oportunidad para nosotros, de tener un engagement diferente con el cliente”. 

Directv también es de la partida. Ellos lanzaron Directv Play antes que nadie en el país y, al ser una multinacional, tienen el beneficio de probar productos en diferentes mercados y luego traerlos al país. A finales de este año tienen pensado lanzar un producto que ya dio que hablar en Estados Unidos, “Nexus”, y hay planes –aunque no lo confirmaron– de traer al país “Genie”, orientado a un público ABC1, que permite grabar y pausar y acceder a esa información desde cualquier decodificador de la casa. Nadine Pavlovsky, vicepresidente de Marketing, entiende que “cambió el mercado” y que hoy “la experiencia, la mejor experiencia, debe centrarse en el entretenimiento”. “Nosotros queremos ver cuál es la evolución. Hoy sabemos que la tendencia es ver contenido no lineal y, por lo tanto, si lo importante es el contenido se puede ver desde cualquier lugar. En nuestro negocio hay dos tendencias: los Cord Cutters, es decir, los que tenían TV paga y decidieron cortarla; y los Cord Nevers, que son quienes nunca van a tener cable; los más jóvenes que consumen todo por Internet”. 

Lo cierto es que los creadores de contenido que, junto con Netflix, pretenden torcer el destino de la piratería y crear drivers para que la TV paga no muera, se encuentran con algunos desafíos.


Gonzalo Hita

 

Falta infraestructura


Para ejecutivos como Gustavo Hita, el tema de la falta de infraestructura es un problema doble. En primer lugar porque su ventaja, que el contenido de Cablevisión también puede apalancarse sobre la banda ancha de su hermana, Fibertel, supone inversiones que benefician a la competencia. Es decir, tiene en sus espaldas la posibilidad de ampliar el mercado para todos a expensas de inversiones multimillonarias. “Cuando aumenta el consumo de video se necesita también más capacidad para reproducirlo. Este vuelco hacia videos en streaming repercute para Fibertel en 40% de crecimiento de ancho de banda por cliente interanual. Manteniendo la velocidad se consume mucho más ancho de banda. Y para Fibertel es enorme el desafío porque no queremos perder la calidad del video. Las redes tienen puntos de saturación, evidentemente, y la simultaneidad de diferentes dispositivos transforma la transferencia de video”. 

Bermúdez, que trata el mercado latinoamericano pero vive en Estados Unidos, tiene una perspectiva más alejada de la coyuntura local. “Estados Unidos es un mercado mucho más maduro. Porque en América latina todavía está el problema de la falta de infraestructura que supone, para nosotros, una de nuestras principales limitaciones. Hay, de los Gobiernos y las empresas, poca inversión. Entonces la expansión digital se da en diferentes etapas en los diferentes países de la región. Por decir algo: en la Argentina no será igual que en Brasil que en Ecuador que en Perú. La falta de estándares en Latinoamérica, que no haya banda ancha de calidad, ha hecho que nuestra expansión sea más lenta”. Hace, sin embargo, una salvedad: “En la Argentina hay televisión por suscripción hace mucho tiempo y la penetración del cable es alta. La oportunidad de hacer crecer ese mercado está ahí para todos”. 
“Directv Play es un integrador, un consolidador de plataformas. Y permite ver, por ejemplo, deportes en vivo y en HD. La aplicación del Mundial tuvo, por ejemplo, 400.000 downloads en la Argentina. Pero lo que notamos es que la velocidad de Internet sigue siendo una barrera importante a la hora de lograr mayor penetración”, dice Pavlovsky. 

Quizás porque la posibilidad de acceder a este contenido legal y de calidad de forma sencilla y rápida es un imposible para muchos en la región es que la piratería sigue siendo un problema difícil de batallar. “La piratería es un problema en muchos de nuestros mercados en donde se puede conseguir un DVD en el subte mucho antes de que la película salga en el cable y a muy buen precio. El consumidor elige porque es de fácil acceso y porque no quiere esperar. Si es justo, opta por lo legal”.

Ante todo, el contenido 


Hay otra pata en este negocio que no tiene tanto que ver con el contenido pero sí con el dispositivo. Los fabricantes de smart TV se lanzaron en los últimos años en una guerra que tiene como objetivo renovar todo el parque de televisores. Simplemente: hacer de los plasmas que se compraron en 64 cuotas en el Mundial de Sudáfrica o de dispositivos para convertir las televisores en versiones más inteligentes, como el Chromecast de Google o el Apple Tv de Apple, lo más obsoletos posibles. 

“Cambió la forma de acceder online a contenidos. En un momento la TV iba por aire, después por cable… hoy es por Internet. En un momento se había quedado rezagada respecto a los avances tecnológicos y en términos de interacción. Lo que pretende Smart TV es recuperar ese lugar protagónico”, dice Manuel Altman, gerente de Contenidos de LG Electonics Argentina, que está presente en el mercado de televisores de última generación con modelos que superan las 80 pulgadas. 
En la misma línea está Edgardo Folla, gerente de Productos de Philips, cuya estrategia se centra en televisores más accesibles al bolsillo del hombre de a pie y no en los early adopters o en los que pueden pagar $300.000 por una unidad. “Las nuevas generaciones digitales tienen otro ánimo de consumo. Y había que encontrarle la vuelta. Algunos llegaron primero. Lo que hizo Netflix por la industria es enorme, abrió una puerta. Porque hoy hay aplicaciones para todo y así el usuario puede elegir”. 
De alguna manera Folla toca un punto importante: los televisores son un vehículo para el contenido. Pero no se contentan con ser meros monitores, conectados vía cable HDMI a Internet, sino en verdaderos vehículos que potencien la experiencia. “La TV dejaría de tener sentido alguno si no existieran contenidos atractivos. Las empresas dedicadas a la generación de contenido son parte de la industria y están incluidas dentro de la propuesta de valor que ofrecemos. Hoy contamos con aplicaciones y alianzas estratégicas con YouTube, Netflix, ESPN y Movie City y, localmente, con Personal Video, Voterix y Vesvi. El cable como se lo conocía en el pasado ya no existe y creo que los principales operadores también se adaptaron al cambio a través de la oferta de servicios on-demand y aquellos que posibilitan la interacción entre el televidente y el contenido”, explica Solange Geuna, gerenta de Marketing de la división de Audio y Video de Samsung, otro peso pesado en la industria de los televisores inteligentes que, este año, impulsó una tecnología de pantallas curvas a su porfolio de productos. 

“Invertir en nuevas plataformas es clave –dice Adman– porque la oferta dentro de los televisores es de mucho contenido. La tele tiene vida y lo que se transmite por ahí es parte de la decisión de compra también”.

Qué comprar, dónde y cuánto

LG. Oled Curvo, el nuevo modelo es de pantalla curva y ergonómica con cinema 3D. Tiene tecnología WRGB que reproduce color a partir de pixeles blancos. Se vende en exclusiva en Falabella, junto con el G Flex, a $90.000.

Samsung. El tope de línea de este año es el HU9000 de 65 pulgadas, un televisor curvo que tiene Auto Deph Enhancer para realizar profundidades y PurColour que reproduce colores naturalmente. El equipo va a estar próximamente a la venta, y si bien el precio aún no está confirmado, va a ser menor a $100.000. 
Sony. El año pasado dio el batacazo con el Bravia 4K de 85 pulgadas. Es un televisor también UHD con una resolución de 3840 x 2160 píxeles de resolución y altavoces frontales. Se pueden conseguir en los Sony Store y en la tienda online a $250.000. Siempre pensando en 4K, el modelo de 55 pulgadas se produce en el país.

Philips. El todoterreno de la compañía es un televisor de 55 pulgadas de la serie 8000, que se vende a $24.000. “Tenemos televisores de 80 pulgadas y los podemos traer para quienes quieran pagar $300.000”, agrega Folla.

 

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