Siguen los problemas por irregularidades contables en algunos grupos

AOL Time Warner, WorldCom, US Foodservices y Vivendi Universal afrontan nuevos problemas. En general, todos se relacionan con irregularidades contables y movimientos de fondos poco claros. Esto le ha hecho cambiar planes a un estudio líder.

En primer lugar, AOL Time Warner probablemente tenga que revisar otra vez los
estados financieros de su castigada filial America Online. La Securities &
Exchange Commission, donde continúa una larga investigación sobre
la contabilidad del conglomerado, sostiene que US$ 400 millones en publicidad
contratada por el grupo alemán Bertelsmann no debieron asentarse en la
columna de ingresos ni aumentar las utilidades.

Por su parte, en US Foodservices -subsidiaria norteamericana del grupo holandés
Ahold- las cosas siguen sin ponerse en claro. Ahora, parece que en realidad
no habría otorgado, a clientes del sector público, millones de
dólares en reembolsos promocionales que sí recibieron clientes
del sector privado. Vale decir, quedaron afuera el gobierno federal, el Pentágono,
escuelas y diversas reparticiones, como se desprende de revelaciones efectuadas
por personal actual y ex empleados de la firma.

Más complejo es el nuevo episodio de la saga WorldCom, actualmente investigada
y procesada por inflar ganancias en más de US$ 9.000 millones. Según
nuevos indicios aportados al tribunal de quiebra neoyorquino, el maquillaje
de números en 2001 involucraba también a Mobile Communications
International (MCI). Pese a protestas de sus ejecutivos, WorldCom transfirió
a la firma que le había dado origen alrededor de US$ 3.000 millones en
gastos propios.

Esa reasignación mejoró el balance de WorldCom, pero perjudicó
a los accionistas de MCI. “Bernard Ebbers y sus amigos tenían muchos
papeles de WorldCom, pero muy pocos de MCI”, reveló un experto de
la SEC. Irónicamente, el nuevo CEO de WordCom, Michael Capellas (ex Compaq),
piensa volver a la denominación general MCI como parte de su programa
renovador de la empresa.

En otro plano, los disgustos de Vivendi Universal tampoco parecen agotarse.
Ahora, Liberty Media (pertenece a John Malone, uno de los tres “hombres
fuertes” que acabó con Steve Case en AOL TW) presenta una demanda
acusándola de “mentir acerca de su real situación financiera
para no perturbar un negocio de US$ 10.000 millones entre ambas firmas”.
Liberty exige anular esa operación, que consistía en canjear su
parte en USA Networks (20%) por acciones de Vivendi.

Ante semejante cuadro, no sorprende que el estudio Deloitte Touche Tohmatsu
haya postergado la escisión de su división consultoría.
Priman dos razones: (1) los problemas relativos a contabilidad y auditoría
no cesas, (2) surgen dudas de que DTT pueda sobrevivir sin el negocio complementario
en el nuevo marco regulatorio de su negocio principal. DTT es el único
de los “cuatro grandes” que no ha separado auditoría externa
de consultoría.

En primer lugar, AOL Time Warner probablemente tenga que revisar otra vez los
estados financieros de su castigada filial America Online. La Securities &
Exchange Commission, donde continúa una larga investigación sobre
la contabilidad del conglomerado, sostiene que US$ 400 millones en publicidad
contratada por el grupo alemán Bertelsmann no debieron asentarse en la
columna de ingresos ni aumentar las utilidades.

Por su parte, en US Foodservices -subsidiaria norteamericana del grupo holandés
Ahold- las cosas siguen sin ponerse en claro. Ahora, parece que en realidad
no habría otorgado, a clientes del sector público, millones de
dólares en reembolsos promocionales que sí recibieron clientes
del sector privado. Vale decir, quedaron afuera el gobierno federal, el Pentágono,
escuelas y diversas reparticiones, como se desprende de revelaciones efectuadas
por personal actual y ex empleados de la firma.

Más complejo es el nuevo episodio de la saga WorldCom, actualmente investigada
y procesada por inflar ganancias en más de US$ 9.000 millones. Según
nuevos indicios aportados al tribunal de quiebra neoyorquino, el maquillaje
de números en 2001 involucraba también a Mobile Communications
International (MCI). Pese a protestas de sus ejecutivos, WorldCom transfirió
a la firma que le había dado origen alrededor de US$ 3.000 millones en
gastos propios.

Esa reasignación mejoró el balance de WorldCom, pero perjudicó
a los accionistas de MCI. “Bernard Ebbers y sus amigos tenían muchos
papeles de WorldCom, pero muy pocos de MCI”, reveló un experto de
la SEC. Irónicamente, el nuevo CEO de WordCom, Michael Capellas (ex Compaq),
piensa volver a la denominación general MCI como parte de su programa
renovador de la empresa.

En otro plano, los disgustos de Vivendi Universal tampoco parecen agotarse.
Ahora, Liberty Media (pertenece a John Malone, uno de los tres “hombres
fuertes” que acabó con Steve Case en AOL TW) presenta una demanda
acusándola de “mentir acerca de su real situación financiera
para no perturbar un negocio de US$ 10.000 millones entre ambas firmas”.
Liberty exige anular esa operación, que consistía en canjear su
parte en USA Networks (20%) por acciones de Vivendi.

Ante semejante cuadro, no sorprende que el estudio Deloitte Touche Tohmatsu
haya postergado la escisión de su división consultoría.
Priman dos razones: (1) los problemas relativos a contabilidad y auditoría
no cesas, (2) surgen dudas de que DTT pueda sobrevivir sin el negocio complementario
en el nuevo marco regulatorio de su negocio principal. DTT es el único
de los “cuatro grandes” que no ha separado auditoría externa
de consultoría.

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