Desde el miércoles 26, Botín se halla procesado por cargos que podrían obligarlo a abandonar la conducción y el directorio del BSCH (sigla empleada generalmente, en vez de BSCHA, por “Banco Santander Central Hispano Americano). Las acusaciones fundamentales son “apoderamiento fraudulento” y “gestión irresponsable”, ambas relacionada con la toma en 1996 de Banco Hispano-Americano, por parte del Santander.
Botín rechaza los cargos, que involucran pagos indebidos por más de € 150 millones, en favor de dos entonces ejecutivos de la banca adquirida. El CEO del grupo y otras dos personas afrontan al tribunal y, de ser declarados culpables, afrontan la cárcel por hasta seis años. Obviamente, aun sin llegar a ese extremo la cuestión ahora es quién tomará las riendas del noveno conglomerado financiero mundial.
Ana Patricia Botín (44 años), hija del banquero, encabeza todas las listas circulantes dentro y fuera de España. Al presente, maneja la división banca minorista del grupo. Pero este juicio es sólo el primero de varios problemas que afronta Botín, de 70 años. En algunas semanas, será sometido a proceso en otro caso vinculado a acusaciones de fraude y falsificación de documentos públicos.
Este segundo caso deriva de una demanda colectiva de accionistas, en conexión con una forma de ahorro ofrecido por Santander hace más de quince años. Presuntamente, el sistema explotaba un hueco legal y ayudaba a evadir impuestos. Este juicio, conocido en España como el de “las jubilaciones millonarias” aparece a apenas dos meses de que BSCH terminase de absorber por £ 9.450 millones Abbey National, sexto banco del Reino Unido. Desde entonces, Botín encara la compleja tarea de integrar un banco hipotecario de especial idiosincrasia y una base de accionistas en extremo diferente a la experiencia española.
Dado que la operación depende de bajar costos drásticamente, varios rivales europeos del BSCH siguen atentamente las peripecias del ensayo. En cuanto al nuevo juicio, los abogados del banquero afirman que carece de fundamentos. Por de pronto, un fiscal había pedido a la juez sobreseer por falta de mérito. Pero la magistrada, Teresa Palacios, decidió que los casos eran lo bastante consistentes como para ir a proceso.
Sea como fuere, no son buenos momentos para Botín, que elevó su entidad del puesto CLVIII al IX entre los bancos del planeta, en dieciocho años. Durante su presidencia, el Santander captó tres de sus cinco mayores competidores españoles. También compró trece bancos en once países latinoamericanos. Ahora, Abbey lo convierte en el mayor banco interfronterizo de la Eurozona y la Unión Europea.
Desde el miércoles 26, Botín se halla procesado por cargos que podrían obligarlo a abandonar la conducción y el directorio del BSCH (sigla empleada generalmente, en vez de BSCHA, por “Banco Santander Central Hispano Americano). Las acusaciones fundamentales son “apoderamiento fraudulento” y “gestión irresponsable”, ambas relacionada con la toma en 1996 de Banco Hispano-Americano, por parte del Santander.
Botín rechaza los cargos, que involucran pagos indebidos por más de € 150 millones, en favor de dos entonces ejecutivos de la banca adquirida. El CEO del grupo y otras dos personas afrontan al tribunal y, de ser declarados culpables, afrontan la cárcel por hasta seis años. Obviamente, aun sin llegar a ese extremo la cuestión ahora es quién tomará las riendas del noveno conglomerado financiero mundial.
Ana Patricia Botín (44 años), hija del banquero, encabeza todas las listas circulantes dentro y fuera de España. Al presente, maneja la división banca minorista del grupo. Pero este juicio es sólo el primero de varios problemas que afronta Botín, de 70 años. En algunas semanas, será sometido a proceso en otro caso vinculado a acusaciones de fraude y falsificación de documentos públicos.
Este segundo caso deriva de una demanda colectiva de accionistas, en conexión con una forma de ahorro ofrecido por Santander hace más de quince años. Presuntamente, el sistema explotaba un hueco legal y ayudaba a evadir impuestos. Este juicio, conocido en España como el de “las jubilaciones millonarias” aparece a apenas dos meses de que BSCH terminase de absorber por £ 9.450 millones Abbey National, sexto banco del Reino Unido. Desde entonces, Botín encara la compleja tarea de integrar un banco hipotecario de especial idiosincrasia y una base de accionistas en extremo diferente a la experiencia española.
Dado que la operación depende de bajar costos drásticamente, varios rivales europeos del BSCH siguen atentamente las peripecias del ensayo. En cuanto al nuevo juicio, los abogados del banquero afirman que carece de fundamentos. Por de pronto, un fiscal había pedido a la juez sobreseer por falta de mérito. Pero la magistrada, Teresa Palacios, decidió que los casos eran lo bastante consistentes como para ir a proceso.
Sea como fuere, no son buenos momentos para Botín, que elevó su entidad del puesto CLVIII al IX entre los bancos del planeta, en dieciocho años. Durante su presidencia, el Santander captó tres de sus cinco mayores competidores españoles. También compró trece bancos en once países latinoamericanos. Ahora, Abbey lo convierte en el mayor banco interfronterizo de la Eurozona y la Unión Europea.