Schröder, de estrella socialdemócrata a poderoso, rico cabildero

spot_img

Hidrocarburos, banca y otras actividades rentadas han hecho del ex canciller alemán un hombre de fortuna. Es su caso, convirtió su influencia política en negocios. Acaban de confirmarlo al frente de un grupo rusogermano ligado a Gazprom.

Algunos amigos personales sostienen que Gerhard Schröder no había planeado “una vida después de ocupar el poder” (y perderlo tras una espectacular derrota en un feudo propio, Renania norte-Vestfalia). Otros opinan exactamente lo contrario: su salto a la derechae fue más espectacular que los de Tabaré Vazquez en Uruguay o Antony Blair en Gran Bretaña.

Amén de presidente ejecutivo del consorcio North European Gas Pipeline (NEGP, rama internacional de la estatal Gazprom), GS es consultor rentado de una editorial suiza y miembro de consejo en la banca inversora Rothschild (Zürich, Londres, París). Su función ahí consiste en analizar y proponer proyectos financieros en Rusia, Turquía, China y el sudeste europeo.

Por supuesto, la clave es NEGP. En particular, porque la alianza abarca E.On, la mayor eléctrica privada de la Unión Europea. No obstante, la Comisión Europea ve con sospecha el papel de GS al servicio directo de Gazprom, instrumento de Vladyímir Putin con capacidad de manipular el suministro de gas natural a la UE.

En verdad, NEGP y sus aliadas E.On y BASF constituyen un consorcio con un fin específico casi exclusivo: tender y gerenciar un ducto bajo el Báltico (gas natural y metano) que insumirá € 4.000 millones. Entre otras cosas, ligará Rusia y Alemania en forma directa. En calidad de gestor, Schröder percibe € 250 millones anuales.

Claro, el hombre paga precios políticos. “Raramente un ex jefe de gobierno haya dañado tan rápidamente su propia reputación y la de su antigua actividad. Desde el poder, favoreció los intereses del mismo grupo económico que hoy dirige”. Así acusaba Guido Westerwelle, líder del partido Liberal (estaba en la coalición que sostenía a GS), en una querella en Alemania contra su ex aliado.

En verdad, GS no guardó las formas. Dos días después de entregar el gobierno a Angela Merkel, se convirtió en asesore rentado de la editorial suiza Ringler, a cambio de modestos € 500.000 anuales. Todavía se ignora cuánto le paga Rothschild.

Algunos amigos personales sostienen que Gerhard Schröder no había planeado “una vida después de ocupar el poder” (y perderlo tras una espectacular derrota en un feudo propio, Renania norte-Vestfalia). Otros opinan exactamente lo contrario: su salto a la derechae fue más espectacular que los de Tabaré Vazquez en Uruguay o Antony Blair en Gran Bretaña.

Amén de presidente ejecutivo del consorcio North European Gas Pipeline (NEGP, rama internacional de la estatal Gazprom), GS es consultor rentado de una editorial suiza y miembro de consejo en la banca inversora Rothschild (Zürich, Londres, París). Su función ahí consiste en analizar y proponer proyectos financieros en Rusia, Turquía, China y el sudeste europeo.

Por supuesto, la clave es NEGP. En particular, porque la alianza abarca E.On, la mayor eléctrica privada de la Unión Europea. No obstante, la Comisión Europea ve con sospecha el papel de GS al servicio directo de Gazprom, instrumento de Vladyímir Putin con capacidad de manipular el suministro de gas natural a la UE.

En verdad, NEGP y sus aliadas E.On y BASF constituyen un consorcio con un fin específico casi exclusivo: tender y gerenciar un ducto bajo el Báltico (gas natural y metano) que insumirá € 4.000 millones. Entre otras cosas, ligará Rusia y Alemania en forma directa. En calidad de gestor, Schröder percibe € 250 millones anuales.

Claro, el hombre paga precios políticos. “Raramente un ex jefe de gobierno haya dañado tan rápidamente su propia reputación y la de su antigua actividad. Desde el poder, favoreció los intereses del mismo grupo económico que hoy dirige”. Así acusaba Guido Westerwelle, líder del partido Liberal (estaba en la coalición que sostenía a GS), en una querella en Alemania contra su ex aliado.

En verdad, GS no guardó las formas. Dos días después de entregar el gobierno a Angela Merkel, se convirtió en asesore rentado de la editorial suiza Ringler, a cambio de modestos € 500.000 anuales. Todavía se ignora cuánto le paga Rothschild.

Compartir:

spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img

Noticias

CONTENIDO RELACIONADO