En un año caracterizado por el trabajo desde casa, las personas no quieren abandonar la flexibilidad que esta nueva modalidad les proporcionó. ¿Qué pasará con las oficinas?
Los trabajadores prefieren hacer home office, pero dos de cada tres reclaman un espacio real para reuniones con sus colegas. Según el informe PwC’s COVID-19 CFO Pulse, en abril de 2020 casi la mitad (45%) de los CFO temían por pérdidas de productividad como consecuencia del trabajo desde casa pero la realidad pronto evidenció otro escenario. Para muchos empleados, trabajar desde casa significó menos horas gastadas en transporte, más tiempo para dedicar a la familia, ahorros en café y almuerzos e incluso mejoras en la productividad y bienestar mental.
Los beneficios no fueron solo para los colaboradores que, con el bienestar alcanzado, obtuvieron mejores resultados para sus empresas. En enero de este año, un nuevo informe (“Es hora de volver a imaginar dónde y cómo se hará el trabajo”), reveló que el 75% de los trabajadores estadounidenses consideraba al home office como un éxito, pero trabajar desde casa por tiempo indefinido tiene sus inconvenientes.
“La pérdida del contacto diario que se da en la oficina puede ser una experiencia muy solitaria. Cuando se incorpora nuevas personas, en especial en posiciones junior, la falta de contacto con sus pares puede ser una experiencia muy desoladora. Además, las fronteras entre el horario de trabajo y el de descanso se empiezan a desdibujar: ¿estamos siendo más productivos o simplemente trabajando más horas?” comenta M. Fernanda Álvarez Apa, gerente de People & Organisation de PwC Argentina.
Rediseñar la oficina
El año 2020 trajo una oportunidad para reimaginar el espacio de trabajo. El Future of Work Jam realizado por PwC escuchó la opinión, ideas, comentarios y feedback de sus empleados sobre lo que ellos creían podría ser el futuro del trabajo.
Los resultados mostraron que la mayoría de los encuestados cree que el trabajo remoto debería ser la norma, no la excepción. Sus perspectivas del futuro fueron muy optimistas: más de la mitad opina que este formato mejoró la cultura de su empresa. Aunque también se identificaron puntos a mejorar: 46% reportó gastar más tiempo coordinando reuniones y 61% sintió que su carga de trabajo aumentó en relación con el trabajo presencial.
La encuesta realizó también un relevamiento de preferencias con un rango de configuraciones de oficina: desde el espacio físico tradicional, centros de trabajo suburbanos, trabajo remoto con acceso a oficinas para propósitos específicos y trabajo 100% remoto. Los resultados arrojaron que el 75% de los empleados prefiere realizar tareas administrativas desde casa, el 67% considera mejor realizar los trabajos individuales que no requieren del equipo desde el hogar y el 66% querría acceso a una oficina real para el trabajo en equipo y para conectar con sus colegas.
“Esta información sugiere que en el futuro cercano podremos esperar un reequipamiento de los espacios en favor de oficinas compartidas por sobre las distribuciones individuales, con el trabajo solitario realizándose en casa y las actividades grupales en la oficina”.
“De un día para el otro, el mundo pasó de una cultura presencial de 9 a 18 hs, a una en la que se necesitó ganar confianza y flexibilidad. Un retorno a la oficina tradicional puede percibirse como un paso atrás, pero las empresas tienen la oportunidad de diseñar un futuro que funcione para todos; sea en la oficina o en casa. ¿Qué parte del trabajo es fundamental y qué se puede hacer de forma diferente? ¿Dónde proyectamos estar en 10 años? ¿Cómo se plantean nuevos desafíos mientras se aprende de los errores? La clave para las empresas estará en no pensar en blanco y negro, sino en utilizar la creatividad al reimaginar el futuro del trabajo” concluye M. Fernanda Álvarez Apa.