Los recién llegados a una actividad económica, explican la disrupción que se ha producido y el cambio en los modelos de negocios. Costó digerirlo, pero como todo, el observador terminó aceptando que las nuevas estrellas de esa tradicional constelación eran nombres como Accenture y Deloitte que incursionaban en este campo, o bien marcas como Google y Facebook con su promesa de conectar directamente a las marcas con vastas audiencias.
Así, se percibió el peligro que acechaba a los gigantes de esa actividad como WPP o Publicis.
El hecho novedoso fue la drástica reducción de las grandes marcas de consumo masivo en su inversión publicitaria. Un gigante como Procter & Gamble, achicó su presupuesto en US$ 750 millones desde 2015. En tres años más, para 2021, la reducción presupuestaria aumentará en US$ 400 millones.
El ejemplo no es casual: P&G invierte anualmente US$ 10.700 millones en todo tipo de publicidad. De un lado, reduce presupuesto. Del otro, lo reasigna, y así los medios digitales obtienen una porción que antes no existía.
Las agencias tradicionales ya no están a cargo de todo el proceso, planificación, creatividad, inversión en los medios, como era antes. Sus funciones se están reduciendo a la par que los presupuestos que manejaban.
Lo mismo ocurre con otros gigantes de la publicidad. Nada queda de la romántica época de Mad Man. Este es un bravo mundo nuevo, y el caso es ver cómo sobrevivir.