Premian a un especialista de Trapiche

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El enólogo, Ángel Mendoza, fue elegido como el “Hacedor del vino argentino del año 2000”. El especialista lleva veintitrés años trabajando para la bodega cuyana.

Días pasados se llevó a cabo en la ciudad de Mendoza la Primera Fiesta de los Hacedores del Vino de la República Argentina , donde el enólogo de Bodegas Trapiche, Ángel Mendoza, resultó elegido por sus propios colegas como el “Hacedor del Vino Argentino del Año 2000”.

Años de entrega y pasión por la vitivinicultura, veintitrés años como enólogo de Bodegas Trapiche, le valieron a Ángel Mendoza el reconocimiento de toda una industria.

“Desde el punto de vista de las emociones, la noche en que me dieron la distinción será inolvidable para mí. El poder compartirlo con mi familia, los abrazos de los colegas, el discurso y en el que no me salían las palabras… fue muy emotivo. Casi he tocado el cielo con las manos y ahora tengo que prepararme para cuando me toque bajar al purgatorio” fueron las palabras del distinguido enólogo.

“De este reconocimiento salió un compromiso mucho mayor con la industria. Hoy siento una mayor obligación para con mis colegas, que han depositado con su voto su confianza en mi espíritu y en mi manera de plantear la profesión” continuó.

“En otros países vitivinícolas este modelo del hombre del año tiene que ver con la cultura del vino. Esperemos que esta primera fiesta de los hacedores sea el inicio y tenga continuidad. Es un acto que también estaba pendiente y que tiene que ver con este crecer en la cultura del vino, reconocer a sus protagonistas”.

Días pasados se llevó a cabo en la ciudad de Mendoza la Primera Fiesta de los Hacedores del Vino de la República Argentina , donde el enólogo de Bodegas Trapiche, Ángel Mendoza, resultó elegido por sus propios colegas como el “Hacedor del Vino Argentino del Año 2000”.

Años de entrega y pasión por la vitivinicultura, veintitrés años como enólogo de Bodegas Trapiche, le valieron a Ángel Mendoza el reconocimiento de toda una industria.

“Desde el punto de vista de las emociones, la noche en que me dieron la distinción será inolvidable para mí. El poder compartirlo con mi familia, los abrazos de los colegas, el discurso y en el que no me salían las palabras… fue muy emotivo. Casi he tocado el cielo con las manos y ahora tengo que prepararme para cuando me toque bajar al purgatorio” fueron las palabras del distinguido enólogo.

“De este reconocimiento salió un compromiso mucho mayor con la industria. Hoy siento una mayor obligación para con mis colegas, que han depositado con su voto su confianza en mi espíritu y en mi manera de plantear la profesión” continuó.

“En otros países vitivinícolas este modelo del hombre del año tiene que ver con la cultura del vino. Esperemos que esta primera fiesta de los hacedores sea el inicio y tenga continuidad. Es un acto que también estaba pendiente y que tiene que ver con este crecer en la cultura del vino, reconocer a sus protagonistas”.

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