Porsche pone 12.800 millones para controlar Volkswagen y Scania

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La oferta presentada por la firma de Ferdinand Piëch (€ 10.000 millones) elevará de 30 a poco más de 50% del paquete WV la parte de Porsche. Sorpresa: los Wallenberg entregan a Piëch el control de Scania por 2.800 millones.

Stuttgart pasa a manejar Wolfsburg y ésta toma la compañía sueca. En cada caso, han señalado las firmas involucradas, por ahora las marcas seguirán siendo gestionadas en forma autónoma. Esto es importante para diferenciar Volkswagen (precio normal), Audi (semilujo) y Porsche (lujo), si bien el diseño de la segunda comienza alterar los rutinarios modelos de WV.

Los anuncios fueron programados para sacudir el negocio europeo horas antes del salón continental de Ginebra. Con la nueva participación accionaria en VW (51%), Porsche se asegura 69% del voto en la asamblea general. En el plano ejecutivo, Wendelin Wiedeking, operador de Piëch en Porsche, pasará a conducir la futura firma conjunta.

Pero el benjamín de la dinastía Porsche, que entrará en el directorio de WV (ya estaba en MAN, el rival de Scania), tiene un objetivo político que podría generar problemas con el poderoso sindicato automotor alemán. Ferdinand quiere convertir una empresa semipública –el estado de Baden-Württemberg tiene acciones- en una compañía controlada por la familia Porsche-Piëch.

Resulta algo contradictorio que Piëch saque de juego a una familia, los Wallenberg, para entronizar su propia dinastía. Iniciada en 1934/5, cuando el abuelo Ferdinand Porsche construyó el Volkswagen, un “auto popular” pensado por Adolf Hitler, ahora parece un anacronismo en materia de management.

Stuttgart pasa a manejar Wolfsburg y ésta toma la compañía sueca. En cada caso, han señalado las firmas involucradas, por ahora las marcas seguirán siendo gestionadas en forma autónoma. Esto es importante para diferenciar Volkswagen (precio normal), Audi (semilujo) y Porsche (lujo), si bien el diseño de la segunda comienza alterar los rutinarios modelos de WV.

Los anuncios fueron programados para sacudir el negocio europeo horas antes del salón continental de Ginebra. Con la nueva participación accionaria en VW (51%), Porsche se asegura 69% del voto en la asamblea general. En el plano ejecutivo, Wendelin Wiedeking, operador de Piëch en Porsche, pasará a conducir la futura firma conjunta.

Pero el benjamín de la dinastía Porsche, que entrará en el directorio de WV (ya estaba en MAN, el rival de Scania), tiene un objetivo político que podría generar problemas con el poderoso sindicato automotor alemán. Ferdinand quiere convertir una empresa semipública –el estado de Baden-Württemberg tiene acciones- en una compañía controlada por la familia Porsche-Piëch.

Resulta algo contradictorio que Piëch saque de juego a una familia, los Wallenberg, para entronizar su propia dinastía. Iniciada en 1934/5, cuando el abuelo Ferdinand Porsche construyó el Volkswagen, un “auto popular” pensado por Adolf Hitler, ahora parece un anacronismo en materia de management.

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