domingo, 22 de diciembre de 2024

¿Por qué la gente piratea películas?

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Por culpa de un sistema complicado de ventanas, creado en los 80 para que los distintos formatos de entretenimiento no se canibalicen. Ese sistema los obliga a esperar mucho para ver los contenidos audiovisuales que desean.

El negocio del entretenimiento está atascado en un viejo modelo. Se trata del sistema de ventanas, heredado de la época del video, impuesto para que los diferentes formatos no se canibalicen entre sí. Según este modelo, la primera ventana es el cine, la segunda –cuatro meses después- es el DVD, luego la televisión por cable y finalmente la televisión abierta, que edita el contenido y lo hace apto para el público general. 

 Lo cierto es que este sistema deja al usuario honesto con pocas opciones. No se trata de piratas consagrados sino de personas que quieren ver contenido antes de que pasen los meses que les dicta el negocio. El modelo, con su estrechez, no le deja opciones legales para vger lo que quiere y entonces recurre a la piratería.
 Vale un ejemplo. Si una persona compra el paquete de la primera temporada de una serie en la tienda iTunes de Apple pagará, en el caso de la ganadora del Emmy Homeland, US$ 32. Esos capítulos se bajan sin problemas a cualquier dispositivo sincronizable con iTunes y se devoran en unos días, quizás una semana. Pero al llegar la segunda temporada el usuario deberá esperar hasta que termine el último capítulo para poder acceder al contenido en las tiendas legales. Esto deja al usuario muy frustrado y, sin posibilidades de ver la serie honestamente, recurrirá a la forma ilegal para ver lo que quiere sin esperar tanto. 
 Esta vieja actitud perjudica a todos los actores involucrados en el proceso. A saber: Fox, la compañía productora que gasta US$ 3 millones en cada capítulo; Apple, que no tendrá su porcentaje cuando lo venda en las tiendas; y finalmente, el usuario, que deberá bajar Torrents, un programa que podría estar infectado. 
 El mundo occidental no fue el único en adoptar este mecanismo. En India es peor: allí se tarda seis meses en poder ver una película en DVD porque 75% de las ganancias de una película salen del cine. En comparación, en Inglaterra el porcentaje es 28%. Eso no significa que en Estados Unidos, la meca del cine, los cambios ocurran rápido. Según una encuesta de Ernst&Young la cantidad de días entre la salida en cine y en DVD cambió de 166 en 2000 a 125 en 2011. En India la penetración de Internet es de alrededor del 11% pero en Estados Unidos supera el 80%, obligando a los consumidores a optar por otros métodos. 
 El sistema debería transformarse para adaptarse a los nuevos hábitos de consumo. Si una película es un éxito, tal vez la ventana deba ser más larga, de alrededor de un mes. Pero si es un fracaso, debería ser casi instantáneo. Le daría la posibilidad a muchas producciones de experimentar una segunda vida online, en donde los costos son más bajos y la accesibilidad, mayor. 
 Además, los lanzamientos de películas deberían ser globales y simultáneos. Y una vez que sale el DVD, el producto debe estar inmediatamente en las tiendas de películas online como Netflix, Amazon Prime o iTunes. ¿Por qué? Porque la aparición de una copia física abre las puertas para la piratería. Hay que darle al usuario la opción de hacerlo de manera transparente. En cuanto a las series, apenas se emitan en TV deberían estar en las tiendas online. Sino se arriesgan millones de dólares apostando a la paciencia del usuario.
 Los cambios son tres y quienes no lo entiendan quedarán fuera del mercado:
 • En primer lugar, la globalización de las audiencias. 360 millones de usuarios hablan inglés, 375 millones lo hablan como segunda lengua y 720 millones lo eligieron como idioma en el colegio. Son casi 1.500 millones de personas interesados en productos culturales en inglés. Un grueso de ellos son jóvenes, por lo tanto no dudarán en acceder a material ilegal si no les ofrecen otro camino.
 •  Este interés en la cultura va más allá de entender el idioma. Los medios son evangelizadores en este sentido y los productos llegan rápidamente a estos mercados.
 • La tecnología los ayuda a estar al tanto. Mejor conectividad, imagen en alta definición, gran sonido, movilidad… todas estas cuestiones están del lado del usuario, no de los productores.

El cambio de un sistema a otro beneficia al usuario, que tiene mayor comodidad y accesibilidad al contenido, y a quienes lo producen, que obtendrán mayores beneficios sin preocuparse demasiado por la piratería.

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