El interventor del holding italiano, Enrico Bondi, había acusado a Citigroup mismo y a sus máximos directivos por colaborar con la antigua conducción de la empresa (Vito Tanzi y sus cómplices). Se trató de la amplia maniobra fraudulenta que generó el mayor escándalo financiero en la Unión Europea.
En un fallo fechado hace algunas semanas, pero difundido recién durante ésta, el juez Jonathan Harris (municipios de Bergen) declara que la acción de Bondi tiene méritos suficientes para proseguir. Esto es, resplado la dictamen de primera isntancia y le deja al conglomerado fiunanciero más grandes del mundo con una sola alternativa: allanarse o recurrir a la Corte Suprema (opción difícil y costosa). Citigroup había abierto una demada no bien fundamentada contra Bondi por “negligencia como representante de la firma”.
Parmalat se declaró insolvente en diciembre de 2003 y, al poco tiempo, se reveló que su deuda ascendía a € 14.300 millones, no los 2.300 millones declarado al principio. Parte del monto, alrededor de 2.700 millones, fue substraida por la familia Tanzi y testaferros ajenos al grupo lácteo. Tiempo después, el escándalo golpeaba en Brasil y Ecuador (involucrando gente de Citigroup en el primero).
El interventor del holding italiano, Enrico Bondi, había acusado a Citigroup mismo y a sus máximos directivos por colaborar con la antigua conducción de la empresa (Vito Tanzi y sus cómplices). Se trató de la amplia maniobra fraudulenta que generó el mayor escándalo financiero en la Unión Europea.
En un fallo fechado hace algunas semanas, pero difundido recién durante ésta, el juez Jonathan Harris (municipios de Bergen) declara que la acción de Bondi tiene méritos suficientes para proseguir. Esto es, resplado la dictamen de primera isntancia y le deja al conglomerado fiunanciero más grandes del mundo con una sola alternativa: allanarse o recurrir a la Corte Suprema (opción difícil y costosa). Citigroup había abierto una demada no bien fundamentada contra Bondi por “negligencia como representante de la firma”.
Parmalat se declaró insolvente en diciembre de 2003 y, al poco tiempo, se reveló que su deuda ascendía a € 14.300 millones, no los 2.300 millones declarado al principio. Parte del monto, alrededor de 2.700 millones, fue substraida por la familia Tanzi y testaferros ajenos al grupo lácteo. Tiempo después, el escándalo golpeaba en Brasil y Ecuador (involucrando gente de Citigroup en el primero).
