Angela Merkel, en verdad, ha ganado tiempo. La reunión multipartita del “día D”, el miércoles, pasó sin que se adoptasen medidas concretas, en un clima claramente político. Por ende, sigue enfrentadas Fiat y la alianza rusoaustraliana Magna-Gaz, cuya oferta es levemente mejor que la italiana, si bien no contempla aportar plataformas tecnológicas. <br />
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En cuanto a GM misma, sus máximos ejecutivos en Europa occidental –Karl-Peter Forster, Klaud Frank- ya había aprobado la transferencia de facultades a un consejo de gestión. Su intención es “blindar” Opel Gmbh de la casi inevitable quiebra negociada de su matriz estadounidense. <br />
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Según fuente de la firma alemana, GM retendrá 35% del paquete y el resto irá al gobierno federal germano. Curiosamente, el estado norteamericano quizá se quede con 70% de GM misma, lo cual significa 24,5% de participación indirecta en Opel-Vauxhall. <br />
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Justamente, la subsidiaria británica de Opel de pronto desvela a Londres, que ahora asume la defensa de Vauxhall. Entonces, el presidente de la CE define el caso Opel como “otra cuestión europea”. Nadie menos que el ortodoxo ex comisario de la UE y hoy ministro de comercio, Peter Mandelson, no excluye “un rescate separado de Vauxhall”. <br />
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Mientras el rechazo de bonistas y acreedores no titulizados –una medida que Washington ve como suicida- empuja a la bancarrota de GM en EE.UU.-Canadá, en Berlín se complican las cosas este jueves. Ocurre que el gobierno alemán sigue sin excluir de Opel al fondo especulativo Ripplewood y, como fuese poco, aparece por el foro la poderosa automotriz china BAIC. <br />
Opel: Alemania gana tiempo y tercian ingleses y la UE
Londres sale, algo tarde, a defender Vauxhall, mientras la Comisión Europea y Herman van Rompuy, primer ministro belga, plantean un salvamento colectivo. En Detroit, General Motors intenta separar a Opel de la bancarrota en ciernes.