Escondido entre los bosques de Redmond, Washington, está el mundo de Mario y sus amigos, el negocio digital creado por Shigeru Miyamoto, considerado por muchos como el Walt Disney de los videojuegos y genio creativo de la japonesa Nintendo Company.
Pero la calma que reinó durante mucho tiempo en las oficinas centrales de Nintendo Estados Unidos se ha quebrado por una revolución en el mundo que las rodea. Mario ya no reina solo en el mundo de los juegos electrónicos.
La Wii original, la primera inalámbrica con capacidad de capturar movimientos, fue algo revolucionario. Su facilidad de uso atrajo nuevos públicos, como mujeres y gente de edad. Los clientes hacían cola para comprarla. Luego, el entusiasmo se apagó. Ahora la nueva consola, la Wii U, es el último intento de Nintendo de recuperar su antigua gloria. Los ejecutivos esperan que sea un éxito durante la temporada festiva y, con suerte, un éxito de larga duración.
La pregunta a hacer es si podrá ser el éxito fenomenal que necesita Nintendo. Muchos veteranos en este negocio son escépticos. Cuestionan si la Wii U podrá ser tan exitosa como la primera ahora que mucha gente elige los juegos móviles, tan abundantes y mucho más baratos.
También está el interrogante de qué guarda el futuro para estos grandes sistemas de juegos, incluso los que Sony y Microsoft lanzarán este año. Las consolas traen gráficas increíbles y sonido de última generación, pero tal vez la gente ya no esté dispuesta a gastar cientos de dólares por una nueva consola para juegos.
“Nuestras consolas brindan a los consumidores experiencias únicas que no encuentran en ninguna otra parte. Son experiencias que les hacen exclamar: ¡Esto es fantástico!, dice Fils-Aime.
Pero la historia del hardware para juegos está plagada de fracasos espectaculares, entre los que se encuentran Sega, 3DO y hasta el propio Atari. Nintendo aguantó mediante una combinación de ingenio y obsesivo foco tanto en el software como en el hardware, un camino que lo convierte en la Apple de los video juegos.
La estrategia Wii significó el regreso. Vendieron casi 100 millones de Wii, mientras Sony y Microsoft no superaron los 70 millones con sus últimas consolas.
Así como Apple insistió siempre en fabricar tanto el hardware como el software en lugar de dar licencias del sistema operativo del Mac y el iPhone a otros fabricantes, Nintendo no crea juegos para consolas fabricadas por otras compañías, ni tampoco para los iPod touches, teléfonos inteligentes y tabletas en el mercado. Los ejecutivos de la industria dicen que esto representa una oportunidad perdida que además permite a toda una nueva generación de marcas de juegos salir sin competidores en los dispositivos móviles.
“Es la decisión estratégica más difícil que Nintendo ha debido tomar en mucho tiempo,†dice Robbie Bach, ex jefe del negocio Xbox de Microsoft. “¿Si Mario sería una propiedad interesante en un iPhone? Creo que síâ€.
Los teléfonos celulares y las tabletas han dado a la gente una cantidad infinita de juegos que por lo general cuestan no más de unos pocos dólares. Los juegos de Facebook son usualmente gratis, con la opción de comprar algún artículo virtual que realza el juego.
Los juegos móviles están instantáneamente al alcance de la mano, y si bien lleva algunos segundos comenzar un juego en una tableta o teléfono, puede llevar minutos preparar la consola y empezar a jugar.
Pero los peligros no terminan allí. A los niños les interesa mucho más jugar en la pantalla de un iPhone que en la consola más sofisticada. Les fascina lo inmediato de la experiencia móvil. Y además, juegan gratis.
A este argumento Fils-Aime contesta que ellos pueden ofrecer juegos gratis y obtener las ganancias de la venta de artículos virtuales.