lunes, 30 de diciembre de 2024

Nestlé, París y la CGT, trabados en una puja por Perrier

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Nestlé resiste presiones de Nicolas Sarkozy, ministro francés de Hacienda, para que no venda Perrier. Lo hará si la CGT no deja de trabar un plan para reducir costos laborales mediante retiros anticipados.

La multinacional suiza, su principal sindicato –afiliado a la CGT- y el gobierno han ido subiendo el nivel de enfrentamiento sobre la suerte de Perrier. Sarkozy habló con la compañía y la central laboral, que es mayoritaria en la filial Nestlé Water France. Paris teme que, si la compañía se sale con la suya, más firmas extranjeras amenacen con vender o cerrar negocios, debido a la intransigencia gremial en la defensa de derechos, remuneraciones y estabilidad.

El ministro políticamente más poderoso del gabinete acaba de proponer reformas –junto con el presupuesto 2005- para frenar el éxodo empresario en ciernes. El paquete incluye un fondo de € 750 millones para generar “polos de competencia”. Pero Jean-Paul Franc, negociador cegetista, advierte: “Todo sigue igual. Para que cambiemos de postura, la otra parte deberá adoptar la iniciativa”.

Nestlé Waters confirmó haberle dicho a Sarkozy que desistiría de quitarse Perrier de encima si la CGT diese el paso atrás. De lo contrario, llegaría a la venta lisa y llana. El grupo se siente frustrado por la productividad de la planta, ubicada en el sur de Francia, que es apenas un tercio de su marca italiana, San Pellegrino. Por ende, quiere disponer el retiro forzoso de mil obreros y empleados mediante un plan aceptado por pequeños sindicatos ajenos a la CGT.

La confederación acusa a los suizos de extorsionar gente amenazando con vender Perrier a un fondo inversor privado. El grupo, que compró la firma por casi € 2.000 millones en 1992, tras larga puja con los Agnelli, también considera fusionarla con Vittel y Contrex, dos aguas minerales de menor precio. En realidad, desprenderse de Perrier comprometería las ambiciones globales de Nestlé. También restaría a los sindicatos margen de maniobra para proteger puestos laborales no atados a determinado sitio.

La multinacional suiza, su principal sindicato –afiliado a la CGT- y el gobierno han ido subiendo el nivel de enfrentamiento sobre la suerte de Perrier. Sarkozy habló con la compañía y la central laboral, que es mayoritaria en la filial Nestlé Water France. Paris teme que, si la compañía se sale con la suya, más firmas extranjeras amenacen con vender o cerrar negocios, debido a la intransigencia gremial en la defensa de derechos, remuneraciones y estabilidad.

El ministro políticamente más poderoso del gabinete acaba de proponer reformas –junto con el presupuesto 2005- para frenar el éxodo empresario en ciernes. El paquete incluye un fondo de € 750 millones para generar “polos de competencia”. Pero Jean-Paul Franc, negociador cegetista, advierte: “Todo sigue igual. Para que cambiemos de postura, la otra parte deberá adoptar la iniciativa”.

Nestlé Waters confirmó haberle dicho a Sarkozy que desistiría de quitarse Perrier de encima si la CGT diese el paso atrás. De lo contrario, llegaría a la venta lisa y llana. El grupo se siente frustrado por la productividad de la planta, ubicada en el sur de Francia, que es apenas un tercio de su marca italiana, San Pellegrino. Por ende, quiere disponer el retiro forzoso de mil obreros y empleados mediante un plan aceptado por pequeños sindicatos ajenos a la CGT.

La confederación acusa a los suizos de extorsionar gente amenazando con vender Perrier a un fondo inversor privado. El grupo, que compró la firma por casi € 2.000 millones en 1992, tras larga puja con los Agnelli, también considera fusionarla con Vittel y Contrex, dos aguas minerales de menor precio. En realidad, desprenderse de Perrier comprometería las ambiciones globales de Nestlé. También restaría a los sindicatos margen de maniobra para proteger puestos laborales no atados a determinado sitio.

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