En realidad, ambas compañías vienen cooperando desde hace quince años en la venta de cereales, vía un emprendimiento conjunto. Según fuente allegadas, Peter Brabeck, director gerente de la firma hélveta, se interesaba en General Mills quizá porque, en este momento, los ingresos de la empresa norteamericana se ven afectados, debido a que la demanda se inclina por productos dietéticos, bajos en carbohidratos.
En realidad, el grupo con sede en Vevey todavía no ha hecho propuestas ni se vislumbran contactos inminentes. El paquete GMI tiene un valor de mercado próximo a US$ 17.200 millones, pero podría venderse en 22.000 millones, teniendo en cuenta que –en los últimos cinco años- las compañías alimentarias han obtenido hasta 26% de sobreprecio en fusiones y adquisiciones. El dato y la noticia provienen de la agencia Bloomberg’s.
“Nestlé es una excelente máquina de marketing, como lo muestran los resultados de Purina luego de ser absorbida en varios mercados”, señalaba Walter Todd (Greenwood Capital Associates, Carolina del sur, fondo que tiene 275.000 acciones de GMI). “Son eficientes y, si toman GM, pronto eliminarán lastres y costos. La firma estadounidense tiene una buena cartera de productos, pero es floja en resultados financieros”.
Horas después, vía un periódico local, “L’Agefi”, Nestlé negó que proyectase comprar General Mills. Lo hizo el propio Brabeck. “No se prevén grandes transacciones. Estamos bien instalados en todos los sectores que consideramos estratégicos”, sostuvo.
Sin desdecirse, la agencia noticiosa especializada en economía y mercados justificó la reacción de Brabeck: “Según el pacto entre Nestlé y GMI, 1989, la primera no puede hacer ofertas hostiles –o sea, no preconvenidas- para comprar GMI. Así consta ante la Securities & Exchange Commission”. La SEC (comisión de valores) informó a la agencia que se precisa consentimiento mutuo para fusiones o adquisiciones.
Sea como fuere, una F&A de este tipo caería bajo el escrutinio de la autoridad reguladora (la Comisión Federal de Comercio). Esta instancia podría objetar la hegemonía de un solo grupo en el negocio de alientos congelados (segmento donde la unión de ambas firmas tendría fuerte impacto).
Bloomberg insiste en que “Nestlé busca elevar ventas en EE.UU., donde Unilever, su rival angloholandés, pagó US$ 22.600 millones por Bestfoods en 2000. Los ingresos netos anuales de este conglomerado han aumentado 38% desde entonces”.
En realidad, ambas compañías vienen cooperando desde hace quince años en la venta de cereales, vía un emprendimiento conjunto. Según fuente allegadas, Peter Brabeck, director gerente de la firma hélveta, se interesaba en General Mills quizá porque, en este momento, los ingresos de la empresa norteamericana se ven afectados, debido a que la demanda se inclina por productos dietéticos, bajos en carbohidratos.
En realidad, el grupo con sede en Vevey todavía no ha hecho propuestas ni se vislumbran contactos inminentes. El paquete GMI tiene un valor de mercado próximo a US$ 17.200 millones, pero podría venderse en 22.000 millones, teniendo en cuenta que –en los últimos cinco años- las compañías alimentarias han obtenido hasta 26% de sobreprecio en fusiones y adquisiciones. El dato y la noticia provienen de la agencia Bloomberg’s.
“Nestlé es una excelente máquina de marketing, como lo muestran los resultados de Purina luego de ser absorbida en varios mercados”, señalaba Walter Todd (Greenwood Capital Associates, Carolina del sur, fondo que tiene 275.000 acciones de GMI). “Son eficientes y, si toman GM, pronto eliminarán lastres y costos. La firma estadounidense tiene una buena cartera de productos, pero es floja en resultados financieros”.
Horas después, vía un periódico local, “L’Agefi”, Nestlé negó que proyectase comprar General Mills. Lo hizo el propio Brabeck. “No se prevén grandes transacciones. Estamos bien instalados en todos los sectores que consideramos estratégicos”, sostuvo.
Sin desdecirse, la agencia noticiosa especializada en economía y mercados justificó la reacción de Brabeck: “Según el pacto entre Nestlé y GMI, 1989, la primera no puede hacer ofertas hostiles –o sea, no preconvenidas- para comprar GMI. Así consta ante la Securities & Exchange Commission”. La SEC (comisión de valores) informó a la agencia que se precisa consentimiento mutuo para fusiones o adquisiciones.
Sea como fuere, una F&A de este tipo caería bajo el escrutinio de la autoridad reguladora (la Comisión Federal de Comercio). Esta instancia podría objetar la hegemonía de un solo grupo en el negocio de alientos congelados (segmento donde la unión de ambas firmas tendría fuerte impacto).
Bloomberg insiste en que “Nestlé busca elevar ventas en EE.UU., donde Unilever, su rival angloholandés, pagó US$ 22.600 millones por Bestfoods en 2000. Los ingresos netos anuales de este conglomerado han aumentado 38% desde entonces”.