Por vía separada, los jurados resolvieron que Merck es culpable de fraude al usuario, en los casos de McDarby y Thomas Cona. El primero murió de infarto en 2004, el segundo en 2003. Raymond Gilmartin, ex director ejecutivo de la farmoquímica, debió declarar en una causa adicioanl, pues las leyes de ese estado pueden añadir US$ 22.500.000 a la indemnización, en concepto de daños colaterales.
La juez Carol Higbee urgió el jueves 6 un rápido dictamen sobre los colaterales, cosa que ocurrió el viernes. Entretanto, los papeles de la firma cedían hasta 4%, pues se trata de la segunda indemnización millonaria otorgada sobre un total de cuatro demandas por el Vioxx que llegaron a los estrados.
Los abogados litigantes anticipan que esta victoria aumentará espectacularmente la cantidad de acciones. A fines del año pasado se habían presentado 9.600 demandas por parte de 19.000 grupos de damnificados. La mitad de ellas pondría Merck en emergencia financiera.
La compañía retiró Vioxx de la venta en 2004, luego de un ensayo clínico donde se probó que elevaba riesgos de infarto en un grupo de pacientes. Más de veinte millones de norteamericanos tomaron la especialidad (para dolores artrósicos y artríticos) de 1999 a mediados de 2004. Los expertos estiman que cerca de 100.000 pueden haber sufridos ataques cardíacos ocasionados por el compuesto. Como es habitual, muchos médicos –sensibles a un marketing agresivo- lo recetaban y hasta lo consumían como si fuere milagroso.
En general, los letrados ven esta causa como clave, pues McDarby había tomado Vioxx durante cuatro años sin interrupción, mucho más tiempo que anteriores litigantes. Merck misma reconoce que los riesgos cardíacos suben si la especialidad se administra más de dieciocho meses seguidos. Varios científicos independientes rechazan ese aserto y sostienen que Vioxx se torna peligroso tras apenas unos meses de uso continuo.
Si Merck hubiese ganado el caso de Nuevo Jersey, muchos abogados se habrían preguntado el por qué de los US$ 253.500.000 asignados por un magistrado tejano, en agosto pasado. En su momento, la empresa calificó la suma de “aberración”. Pero, dado que la indemnización era para alguien que había muerto de infarto en 2001, un tribunal arbitral aplicó la legislación del estado y la redujo a US$ 26.100.000 para la viuda.
Por vía separada, los jurados resolvieron que Merck es culpable de fraude al usuario, en los casos de McDarby y Thomas Cona. El primero murió de infarto en 2004, el segundo en 2003. Raymond Gilmartin, ex director ejecutivo de la farmoquímica, debió declarar en una causa adicioanl, pues las leyes de ese estado pueden añadir US$ 22.500.000 a la indemnización, en concepto de daños colaterales.
La juez Carol Higbee urgió el jueves 6 un rápido dictamen sobre los colaterales, cosa que ocurrió el viernes. Entretanto, los papeles de la firma cedían hasta 4%, pues se trata de la segunda indemnización millonaria otorgada sobre un total de cuatro demandas por el Vioxx que llegaron a los estrados.
Los abogados litigantes anticipan que esta victoria aumentará espectacularmente la cantidad de acciones. A fines del año pasado se habían presentado 9.600 demandas por parte de 19.000 grupos de damnificados. La mitad de ellas pondría Merck en emergencia financiera.
La compañía retiró Vioxx de la venta en 2004, luego de un ensayo clínico donde se probó que elevaba riesgos de infarto en un grupo de pacientes. Más de veinte millones de norteamericanos tomaron la especialidad (para dolores artrósicos y artríticos) de 1999 a mediados de 2004. Los expertos estiman que cerca de 100.000 pueden haber sufridos ataques cardíacos ocasionados por el compuesto. Como es habitual, muchos médicos –sensibles a un marketing agresivo- lo recetaban y hasta lo consumían como si fuere milagroso.
En general, los letrados ven esta causa como clave, pues McDarby había tomado Vioxx durante cuatro años sin interrupción, mucho más tiempo que anteriores litigantes. Merck misma reconoce que los riesgos cardíacos suben si la especialidad se administra más de dieciocho meses seguidos. Varios científicos independientes rechazan ese aserto y sostienen que Vioxx se torna peligroso tras apenas unos meses de uso continuo.
Si Merck hubiese ganado el caso de Nuevo Jersey, muchos abogados se habrían preguntado el por qué de los US$ 253.500.000 asignados por un magistrado tejano, en agosto pasado. En su momento, la empresa calificó la suma de “aberración”. Pero, dado que la indemnización era para alguien que había muerto de infarto en 2001, un tribunal arbitral aplicó la legislación del estado y la redujo a US$ 26.100.000 para la viuda.