Habiendo perdido 500 millonde clientes desde 2012 nada más que en Estados Unidos, la gran marca de hamburguesas decidió un cambio de estrategia. El experimento piloto lo realizó en chicago, donde remodeló sus locales, volvió a los precios bajos y renunció a las ofertas fantasiosas para ofrecer los menúes clásicos.
La transformación la llevó a cabo el nuevo CEO Steve Easterbrook, un contador británico que trabaja en la cadena desde hace más de 20 años. Asumió en 2015 con el encargo de recuperar ventas y ganancias. A menos de dos años de su llegada al cargo ya está logrando su cometido. Las cifras del tercer trimestre del año han sido extraordinarias y los locales de Chicago se volvieron a llenar como antaño.
Easterbrook implementó ofertas que atrajeron a los clientes que no cambian fundamentalmente la escencia de la compañía.
Construyó un campus McDonald que es como ir atrás en el tiempo. Cuatr niveles de balcones de ladrillo pálido encierran un atrio estilo años 70. El grupo está por mudar sus oficinas de Illinois as Chicago, donde tendrá a Google por vecino.
Desde su primera apertura en 1955 McDonald’s se presentó como un lugar donde comer por poca plata. Introdujo la comida rápida en la dieta de los norteamericanos como un sistema industrial para hacer posible la hamburguesa a un dólar. En el medio han pasado muchas cosas, pero la idea de esta última reinvención es volver al inicio: simplicidad y precios bajos.
