<p>Los elencos de I&D, imperturbables, no se apartaban de los laboratorios, donde trabajaban en pos de específicos capaces de convertirse en jugosas patentes exclusivas. Esto empieza a cambiar, señala el sitio Knowledge@Wharton. En tanto el sector afronta en Estados Unidos la expiración de patentes por US$ 130.000 millones en 2010/13, los ejecutivos no disponen de una sola droga con el potencial de Lipitor, por ejemplo, para generar ganancias.<br />
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En lugar de buscar medicamentos estelares, en términos de utilidades, las empresas se inclinan por diversificar carteras. Esperan que la nueva estrategia desarrolle productos gastando por cada uno menos de los US$ 600 a 800 millones que dicen necesario para sacar un específico al mercado. <br />
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“Se admite que los modelos corrientes ya no deparan los retornos de otros tiempos”, señala David Blumberg, asesor de la consultoría KPMG alemana para el sector farmoquímico. “Las firmas aceleran pequeñas adquisiciones y acuerdos de licencia, tercerizando más I&D o desarrollando productos destinados a un escaso número de pacientes”.<br />
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Entretanto, la industria biotecnológica obtuvo ingresos por un récord de US$ 55.800 millones en 2009, nada menos que 86% sobre el año anterior. Los convenios de licenciamiento –donde una compañía paga por el derecho de poner en plaza una droga desarrollada por otra- fueron decisivos para el salto.<br />
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Los últimos meses, han visto una ola de acuerdos y anuncios. En diciembre, Pfizer licenció de Protalix Biotherapeutics (Israel) los derechos mundiales de un tratamiento para el mal de Gaucher, una rara deficiencia genética de enzimas. La mayor farmoquímica mundial abonó apenas unos US$ 60 millones. Esto causó sensación general, pues un gigante consideraba financiar específicos ajenos que sólo usarán pocos pacientes.<br />
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En enero, la suiza Roche tercerizó parte de sus descubrimientos a Galápagos, una biotecnológica belga. Según el pacto, ésta recibirá hasta US$ 573 millones por aplicar sus técnicas de rastreo para detectar drogas útiles contra la obstrucción pulmonar crónica.<br />
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Entre las experiencias más radicales, empero, figura una decisión de Eli Lilly: permitir a analistas externos hacer ensayos con moléculas desarrolladas por la compañía. Esto implica compartir secretos, algo casi sin precedentes en el cerrado negocio farmoquímico, política adoptada también por GlaxoSmithKline y Novartis.</p>
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Laboratorios:¿hay cura para patentes exclusivas?
La industria de los medicamentos ha sobreexplotado recursos humanos, tecnologías y marketing; pero sin tocar el núcleo de investigación y desarrollo, clave del negocio. Mientras, el resto de las estructuras iba achicándose sin prisa ni pausa.