Para los funcionarios de la administración estadounidense, nada es sencillo. Reciben instrucciones de cómo negociar y qué pedir a otras potencias en materia de comercio global, y luego un tweet del ocupante de la Casa Blanca rechaza lo acordado o los deja colgados del pincel.
Hace pocos días le pasó al Secretario del Tesoro, Steven Mnuchin quien había avanzado con los negociadores chinos en una propuesta que pudiera resultar aceptable para ambas partes, y que tuvo que pasar a explicar que el Presidente no estaba interesado en ese tipo de acuerdos aunque ello implicara una guerra comercial abierta.
Mnuchin había anunciado que la guerra quedaba en suspenso y que EE.UU no pondría aranceles en bienes chinos por US$ 50 mil millones. Pero el Presidente, entonces, resucitó su amenaza de impuestos de entrada a US$ 200 mil millones en bienes y servicios provenientes de China.
Los conflictos no son solamente con China. También con los socios del NAFTA, México y Canadá. Y además con sus más estrechos socios transatlánticos, los miembros de la Unión Europea. Todos estos interlocutores se preguntan cuánto es simplemente amenaza o táctica negociadora, y cuánto hay de verdad en la amenaza. Sobre todo, se preguntan cuál es el verdadero propósito de esa estrategia, si es que realmente es una estrategia. Muchos de los analistas y observadores han concluido que lo único cierto es la falta total de una estrategia claramente formulada.
Como era previsible, la reunión del G7 En Toronto sirvió para que Trump atacara a sus importantes socios comerciales y hasta ahora aliados globales. La respuesta no fue silenciosa y los otros seis miembros del club devolvieron la gentileza.
Mientras tanto, con las amenazas de aranceles y la actitud combativa de EE.UU, muchos inversores globales demoran o suspenden sus previsiones, y se refugian en casa. Con lo cual el dólar se sigue fortaleciendo, y se debilita el equilibrio global que se ha buscado hasta ahora, desde hace décadas.
Trump puede lograr reducir sustancialmente el déficit comercial (a cambio de una guerra comercial total), pero en ese caso el dólar verá debilitado su rol como moneda internacional de reserva y el papel clave de sus bancos en las finanzas globales.