Este aspecto abarca tanto la prevención de accidentes y enfermedades en el ámbito laboral como el bienestar integral de los empleados, y depende de las políticas que las áreas de Recursos Humanos lleven adelante para garantizar entornos laborales seguros y saludables. Pero lamentablemente es un fenómeno que no se produce al interior de todas las organizaciones y empresas.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) estima que 2,78 millones de trabajadores fallecen anualmente debido a accidentes laborales y enfermedades relacionadas con el trabajo, mientras que 374 millones sufren accidentes no mortales. Mientras tanto, un informe de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo revela que en Argentina, entre enero y septiembre de 2022, se notificaron un total de 424.563 casos de accidentes laborales y enfermedades profesionales, lo que implica un aumento del 2,1% respecto al mismo período de 2019.
Cabe destacar que los riesgos de trabajo no suponen siempre una afección física, sino que cada vez se hacen más presentes y visibles aquellos problemas relacionados con la salud mental y emocional. El stress o el burning out son solo algunas de las consecuencias que sufren los empleados que trabajan bajo presión o en condiciones poco saludables.
Un estudio publicado por la Organización Mundial de la Salud en 2022 estima que cada año se pierden 12.000 millones de días de trabajo debido a la depresión y a la ansiedad, lo que cuesta a la economía mundial casi un billón de dólares. Además, afirma que el 15% de los adultos en edad de trabajar experimentaron algún tipo de padecimiento mental, lo cual se vio notablemente incrementado durante la pandemia.
Estas cifras, que resultan alarmantes, revelan la necesidad de generar una mayor concientización y un enfoque proactivo en la promoción de ambientes laborales enfocados en la seguridad, la salud y el bienestar de sus integrantes. “El compromiso de todos los actores involucrados, incluyendo empleadores, empleados y organismos gubernamentales, es esencial para lograr un cambio sustancial en la prevención de riesgos laborales y el bienestar de los trabajadores”, afirma Lucas Mailland, CEO de Fichap.
Responsabilidad compartida
Los empleadores tienen el deber ineludible de garantizar la seguridad y salud de sus empleados, lo cual representa una preocupación primordial en el ámbito empresarial. Los accidentes o enfermedades laborales no solo pueden tener consecuencias graves para los trabajadores, sino también generar responsabilidades legales y financieras para las empresas.
No obstante, los trabajadores también tienen la responsabilidad de cumplir con los protocolos establecidos. El conocimiento de los riesgos a los que pueden estar expuestos dentro del ámbito laboral es imprescindible para implementar medidas efectivas de cuidado y protección.
En este sentido, la promoción de un entorno laboral seguro y saludable se logra mediante la implementación de medidas planificadas, la organización de tareas y la coordinación entre personas, evitando la exposición a peligros que podrían provocar serios riesgos.
Comprender y cumplir con las normativas es un elemento esencial en la gestión de riesgos laborales. Sin embargo, también es igualmente importante ir más allá apuntando a garantizar la satisfacción y la realización personal de cada colaborador: de esta forma, se estará estimulando un mayor bienestar, pero también el compromiso y la motivación a la hora de trabajar y generar resultados.
Las condiciones de trabajo son un factor clave en la ecuación denominada “cultura laboral” y muchas veces estas condiciones pueden ser incluso más determinantes que el salario en la elección del lugar de trabajo. “Abordar la seguridad y salud laboral de manera consciente y proactiva es clave en el desarrollo de los entornos laborales. La colaboración y el crecimiento mutuo reducen las probabilidades de riesgos y crean ambientes seguros, saludables y productivos para todos”, concluyó Mailland.
