<p>Todo arrancó con revelaciones de dos periódicos norteamericanos: según una propuesta interna –noviembre de 2008-, se estudiará hacer rentadas diversas prestaciones de Google, por hoy libres de cargos. Una de las fuentes, el <em>Wall Street Journal</em>, luego aclaró que ese trabajo no ha sido aún elevado a la junta. Pero declaraciones de Schmidt, posteriores al trascendido, en cierto modo apuntan a lo mismo.<br />
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Pero desde otra óptica aparece algo quizá más peligroso: restricciones, si no eliminación lisa y llana del anonimato en la Red. Vale decir, lo que acaba de hacer China al lanzar su propio megamotor de búsquedas, Baidu, una cartera con varios millones de usuarios iniciales.<br />
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Naturalmente, Google ostenta 70% de navegantes en el planeta vía servicios desde Gmail o Maps hasta Docs o YouTube. La mera idea de tornarlos rentados es perturbadora y da por tierra con la filosofía de Lawrence Page y Siergyei Brin, creadores del megamotor. Pero, por otro lado, sería ilusorio que los accionistas de la empresa tolerasen por siempre el actual estado de cosas. El “mercenario” Schmidt en cierto modo se ha erigido en su vocero vocero informal.<br />
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El límite es claro: lo marcan una competencia cada día más agresiva (Baidu inclusive) y avisadores que quieren saber más y más sobre los potenciales clientes en línea. Por supuesto, si en verdad existen o reaccionan a esa publicidad.<br />
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En cuanto al anonimato, no es una característica absoluta. Cada dispositivo conectado a la Red, desde una computadora personal hasta un celular, se identifica por un número que, en última instancia, se asocia a un nombre vía proveedor de Internet. Schmidt hoy plantea algo más drástico: direcciones verificadas, para que el estado (como en China o Irán) pueda averiguar qué hace cada navegante. Esto hizo al sitio <em>Business insider</em> sugerir que “Eric se ha vuelto loco”.<br />
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El otro asunto en el pacto Google-Verizon Wireless, también reciente, para influir en la comisión federal de comunicaciones (FCC). Su pivote es la llamada “Internet neutral”, en apariencia propicia, para que los emprendimientos creativos –como Google en 1998- surjan en un contexto sin tarifas preferencialesm favorables a los grandes jugadores. Pero hay dos señales inquietantes. Una es que Verizon pretende armar una Internet privada propia, al margen de la pública; de nuevo el ejemplo de Baidu pero al revés. Otra es que la banda ancha celular no estará sujeta a la neutralidad aludida en el pacto.<br />
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Mientras tanto, otro gigante, Oracle, radicó el jueves una demanda contra Google por “aplicar la escritura Java en forma indebida, para el sistema operativo Android”. En otras palabras, señala <em>Los Ángeles Times</em>, “se avecina una guerra en Internet con varios contedientes y Washington de espectador”. <br />
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Google: un agosto con tambores de guerra sonando en la Red
Por un ángulo, el máximo motor mundial de búsquedas en Internet afronta demandas por transgredir patentes, si cumple un reciente anuncio de Eric Schmidt, su director ejecutivo. Por otro, se habla de cobrar servicios y contenidos hasta ahora gratis.