La segunda empresa del mundo en capitalización bursátil, después
de Microsoft, produjo el informe anual según principios contables generalmente
aceptados. Pero, en lo tocante a rentabilidad del fondo de pensión, aplicó
al estado financiero la tasa de retorno estimada (+8,5%), no la real (-11,7%).
Por ende, las pérdidas por esa vía no aparecen en las 26 carillas
del análisis de gestión anexo a las cuentas.
La realidad emerge recién en una nota al pie de la página 37, o
sea fuera del informe en sí. Pero, hace un mes, la Securities & Exchange
Commission dictaminó que las compañías registradas en bolsa
deben ir más allá de las normas contables estrictas y divulgar claramente
los resultados atinentes a fondos y planes de pensión. Esta exigencia se
relaciona con el contexto generado por la ley Sarbanes-Oxley.
"General Electric se atiene a la letra, no al espíritu de las regulaciones.
Su contabilidad y sus estados financieros con por demás complicados",
opina Frank Partnoy, profesor en la facultad de derecho, universidad de San Diego
(California). El experto alude a las normas de Junta de Principios Contables (FASB),
en el digesto de 1985. Según ellas, las empresas deben incluir ganancias
o pérdidas estimadas -en vez de las definitivas- en lo relativo a inversiones
vía fondos jubilatorios. La idea era reducir la volatilidad anual del mercado
accionario.
Tan es así que, si los quebrantos y obligaciones emergentes de esos fondos
se hubiesen incluido en los estados contables de las firmas que integran el índice
Standard&Poor´s 500, sus ingresos netos totales de 2001 serían 69%
inferiores a los declararon. Vale decir, US$ 68.700 millones, no 219.000 millones.
La segunda empresa del mundo en capitalización bursátil, después
de Microsoft, produjo el informe anual según principios contables generalmente
aceptados. Pero, en lo tocante a rentabilidad del fondo de pensión, aplicó
al estado financiero la tasa de retorno estimada (+8,5%), no la real (-11,7%).
Por ende, las pérdidas por esa vía no aparecen en las 26 carillas
del análisis de gestión anexo a las cuentas.
La realidad emerge recién en una nota al pie de la página 37, o
sea fuera del informe en sí. Pero, hace un mes, la Securities & Exchange
Commission dictaminó que las compañías registradas en bolsa
deben ir más allá de las normas contables estrictas y divulgar claramente
los resultados atinentes a fondos y planes de pensión. Esta exigencia se
relaciona con el contexto generado por la ley Sarbanes-Oxley.
"General Electric se atiene a la letra, no al espíritu de las regulaciones.
Su contabilidad y sus estados financieros con por demás complicados",
opina Frank Partnoy, profesor en la facultad de derecho, universidad de San Diego
(California). El experto alude a las normas de Junta de Principios Contables (FASB),
en el digesto de 1985. Según ellas, las empresas deben incluir ganancias
o pérdidas estimadas -en vez de las definitivas- en lo relativo a inversiones
vía fondos jubilatorios. La idea era reducir la volatilidad anual del mercado
accionario.
Tan es así que, si los quebrantos y obligaciones emergentes de esos fondos
se hubiesen incluido en los estados contables de las firmas que integran el índice
Standard&Poor´s 500, sus ingresos netos totales de 2001 serían 69%
inferiores a los declararon. Vale decir, US$ 68.700 millones, no 219.000 millones.