Se intensifican operativos en Parma, Comacchio, Lugano, Nueva York y San Pablo, en pos de fondos robados por los Tanzi y su banda. El paterfamilias insiste en no haber tocado un euro, pero jueces y fiscales no le creen. Por de pronto, tienen detenido a Ributti y en la mira al suizo Spiess, vinculado hace 20 a años a Gelli, Propaganda 2, Istituto Opere Religiose. Sus nexos abarcaban negocios sucios con Eduardo Emilo Massera, clave de un trío militar que dominaba la Argentina a la sombra de un general sin mucho seso.
En realidad, esta fase del complicado proceso por el vaciamiento de Parmalat (un agujero de € 14.300 millones) comenzó 11 meses atrás, a requerimiento de Enrico Bondi, interventor del grupo. Su objeto era recobrar el mayor monto posible, para asegurar la continuidad del grupo, al menos como empresa láctea.
Los € 250 millones obtenidos hasta fin de 2004 provienen de bienes y otros activos –por € 140 millones- embargados a los 70 principales procesados. Los restantes 110 millones salen de participaciones societarias a sus nombres. Ahora, empero, parece retomar relevancia la “pista suiza”. Irónicamente, así se llamaba el nexo financiero entre la Mafia (Michele Sindona, envenenado en la cárcel), IOR –Roberto Calvi, colgado de un puente londinense-, Spiess, la falsa logia y una cuenta numerada en Zürich (Banque Rothschild).
Las confesiones de Ributti pusieron al descubierto otra cuenta suiza, abierta en 1992 para Calisto Tanzi. Posterioremente, apareció involucrada –junto con Spiess, Ributti y otros- en el megaescándalo Tangentopoli (“Coimápolis”). Entre los empresarios y dirigentes rozados por ese cataclismo político figuraba Silvio Berlusconi. Por supuesto, las “cajas fuertes” de Zürich, Lugano y Luxemburgo formaban parte de la “rete protezione”, empleada ya por la P-2 para sobornar a Benito Craxi, lejano antecesor de Berlusconi.
Buena parte de los contactos, las cuentas y los operadores de ambos escándalos reemerge hoy en el caso Parmalat. Así, el fiscal parmesano ha volado a Nueva York para indagar al abogado Giampaolo Zini, procesado como creador de un sistema de cuentas extraterritoriales donde quedaron “pegados” Bank of America y Citigroup. Zini y Fausto Tonna, cerebro financiero de Tanzi, también deben responder por fraudes y desvíos de fondos en las filiales Parmalat de Brasil, Costa Rica, Ecuador, etcétera.
Se intensifican operativos en Parma, Comacchio, Lugano, Nueva York y San Pablo, en pos de fondos robados por los Tanzi y su banda. El paterfamilias insiste en no haber tocado un euro, pero jueces y fiscales no le creen. Por de pronto, tienen detenido a Ributti y en la mira al suizo Spiess, vinculado hace 20 a años a Gelli, Propaganda 2, Istituto Opere Religiose. Sus nexos abarcaban negocios sucios con Eduardo Emilo Massera, clave de un trío militar que dominaba la Argentina a la sombra de un general sin mucho seso.
En realidad, esta fase del complicado proceso por el vaciamiento de Parmalat (un agujero de € 14.300 millones) comenzó 11 meses atrás, a requerimiento de Enrico Bondi, interventor del grupo. Su objeto era recobrar el mayor monto posible, para asegurar la continuidad del grupo, al menos como empresa láctea.
Los € 250 millones obtenidos hasta fin de 2004 provienen de bienes y otros activos –por € 140 millones- embargados a los 70 principales procesados. Los restantes 110 millones salen de participaciones societarias a sus nombres. Ahora, empero, parece retomar relevancia la “pista suiza”. Irónicamente, así se llamaba el nexo financiero entre la Mafia (Michele Sindona, envenenado en la cárcel), IOR –Roberto Calvi, colgado de un puente londinense-, Spiess, la falsa logia y una cuenta numerada en Zürich (Banque Rothschild).
Las confesiones de Ributti pusieron al descubierto otra cuenta suiza, abierta en 1992 para Calisto Tanzi. Posterioremente, apareció involucrada –junto con Spiess, Ributti y otros- en el megaescándalo Tangentopoli (“Coimápolis”). Entre los empresarios y dirigentes rozados por ese cataclismo político figuraba Silvio Berlusconi. Por supuesto, las “cajas fuertes” de Zürich, Lugano y Luxemburgo formaban parte de la “rete protezione”, empleada ya por la P-2 para sobornar a Benito Craxi, lejano antecesor de Berlusconi.
Buena parte de los contactos, las cuentas y los operadores de ambos escándalos reemerge hoy en el caso Parmalat. Así, el fiscal parmesano ha volado a Nueva York para indagar al abogado Giampaolo Zini, procesado como creador de un sistema de cuentas extraterritoriales donde quedaron “pegados” Bank of America y Citigroup. Zini y Fausto Tonna, cerebro financiero de Tanzi, también deben responder por fraudes y desvíos de fondos en las filiales Parmalat de Brasil, Costa Rica, Ecuador, etcétera.