lunes, 30 de diciembre de 2024

En medio de una restructuración, las ventas de General Motors caen 16% en mayo

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Inmediatamente después de anunciar cambios importantes en la cúpula de la división norteamericana, se conoció un derrumbe en ventas de automóviles (19%).

La segunda automotriz del mundo colocó sólo 345.157 vehículos en mayo, contra 393.197 en junio de 2005. Esta vez, las unidades comerciales cedieron algo más de 13%.

Un día antes, GM puso a Troy Clarke como jefe de la castigada unidad para Estados Unidos-Canadá. Obviamente, al CEO Richard Wagoner ya no le quedan allegados locales para manejar el peor problema del conglomerado. Lo ocurrido con las ventas es ejemplo típico.

De hecho, el propio presidente ejecutivo estaba desde hace un año al frente de la división norteamericana. Al parecer, no puede con ella y, al mismo tiempo, conducir toda la empresa. Por supuesto, Asia Pacífico no sólo está muy gestionada, sino que rinde suculentas utilidades. Igual que la surcoreana Daewoo, subsidiaria de… General Motors. Wagoner, claro, sostiene que “ahora la división está lo bastante avanzada en el programa de restructuraciones que puedo dejarla en otras manos”. Parecía un chiste.

Clarke está en oriente desde 2004 y tiene amplia experiencia en relaciones laborales. La nueva etapa, al frente de la división norteamericana, empieza el 1° de julio. Wagoner estaba a cargo desde abril de 2005, cuando actuó forzado por una larga serie de pérdidas trimestrales. Al fin del mismo año, la crisis se manifestó en déficit de US$ 10.600 millones para todo 2005.

El futuro jefe manejará operaciones cotidianas en la región de mayores ventas. Su misión, naturalmente, es recobrar participación de mercado y lograr que GM vuelva a ser líder global. En abril, la porción de la compañía era 23%, contra 28% en igual mes de 2002.

En lo que bien pudiera ser otro cimbronazo en los mandos superiores, John Devine. Hasta ahora vicepresidente no ejecutivo ydirector financiero, abandona la empresa esta misma semana, Los substituye otro de afuera, Frederick Henderson, que encabezaba GM Europe. Entretanto, el conjunto registró en el primer trimestre una modesta ganancia (US$ 445 millones), pero la unidad norteamericana siguió perdiendo dinero.

Por las dudas, Wagoner aclaró que continuará llevando a cabo el programa de reconversión, aunque varios analistas de Detroit hagan ya apuestas sobre la fecha de su retiro, objetivo de Kirk Kerkorian (con 9,9%, máximo accionista individual). Ese plan implica eliminar 30.000 empleos y cerrar una docena de fábricas de ahora a 2008. Empero, el aspecto financieramente más peligroso es la oferta para rescatar los planes jubilatorios de los 113.000 trabajadores que cobran por hora, que vence el 23 de junio.

En otro plano, las acciones de GM se derrumbaron más de 5%, el martes, debido a que Deutsche Bank recomendaba vender esos papeles. La misma entidad había recomendado lo opuesto, hace apenas gres emanas, e hizo subir esas acciones 10%. Sin duda, DB ha estado timbeando a lo loco. Ahora su experto Roderick Lache sugiere “cautela, pues los fundamentos financieros del negocio vuelven a deteriorarse y el alza de intereses perjudica la venta de vehículos”. Tanto este analista como los de Detroit creen que GM debiera, de una vez por todas, desistir de utilitarios deportivos.

La segunda automotriz del mundo colocó sólo 345.157 vehículos en mayo, contra 393.197 en junio de 2005. Esta vez, las unidades comerciales cedieron algo más de 13%.

Un día antes, GM puso a Troy Clarke como jefe de la castigada unidad para Estados Unidos-Canadá. Obviamente, al CEO Richard Wagoner ya no le quedan allegados locales para manejar el peor problema del conglomerado. Lo ocurrido con las ventas es ejemplo típico.

De hecho, el propio presidente ejecutivo estaba desde hace un año al frente de la división norteamericana. Al parecer, no puede con ella y, al mismo tiempo, conducir toda la empresa. Por supuesto, Asia Pacífico no sólo está muy gestionada, sino que rinde suculentas utilidades. Igual que la surcoreana Daewoo, subsidiaria de… General Motors. Wagoner, claro, sostiene que “ahora la división está lo bastante avanzada en el programa de restructuraciones que puedo dejarla en otras manos”. Parecía un chiste.

Clarke está en oriente desde 2004 y tiene amplia experiencia en relaciones laborales. La nueva etapa, al frente de la división norteamericana, empieza el 1° de julio. Wagoner estaba a cargo desde abril de 2005, cuando actuó forzado por una larga serie de pérdidas trimestrales. Al fin del mismo año, la crisis se manifestó en déficit de US$ 10.600 millones para todo 2005.

El futuro jefe manejará operaciones cotidianas en la región de mayores ventas. Su misión, naturalmente, es recobrar participación de mercado y lograr que GM vuelva a ser líder global. En abril, la porción de la compañía era 23%, contra 28% en igual mes de 2002.

En lo que bien pudiera ser otro cimbronazo en los mandos superiores, John Devine. Hasta ahora vicepresidente no ejecutivo ydirector financiero, abandona la empresa esta misma semana, Los substituye otro de afuera, Frederick Henderson, que encabezaba GM Europe. Entretanto, el conjunto registró en el primer trimestre una modesta ganancia (US$ 445 millones), pero la unidad norteamericana siguió perdiendo dinero.

Por las dudas, Wagoner aclaró que continuará llevando a cabo el programa de reconversión, aunque varios analistas de Detroit hagan ya apuestas sobre la fecha de su retiro, objetivo de Kirk Kerkorian (con 9,9%, máximo accionista individual). Ese plan implica eliminar 30.000 empleos y cerrar una docena de fábricas de ahora a 2008. Empero, el aspecto financieramente más peligroso es la oferta para rescatar los planes jubilatorios de los 113.000 trabajadores que cobran por hora, que vence el 23 de junio.

En otro plano, las acciones de GM se derrumbaron más de 5%, el martes, debido a que Deutsche Bank recomendaba vender esos papeles. La misma entidad había recomendado lo opuesto, hace apenas gres emanas, e hizo subir esas acciones 10%. Sin duda, DB ha estado timbeando a lo loco. Ahora su experto Roderick Lache sugiere “cautela, pues los fundamentos financieros del negocio vuelven a deteriorarse y el alza de intereses perjudica la venta de vehículos”. Tanto este analista como los de Detroit creen que GM debiera, de una vez por todas, desistir de utilitarios deportivos.

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