Los bancos deben reforzar sus capacidades de gestión de riesgos y prepararse para el impacto de pérdidas crediticias sustanciales en los próximos meses, ya que el final de los programas de ayuda del gobierno revelará el impacto financiero total de la pandemia, según un nuevo informe de Boston Consulting Group (BCG).
El informe, titulado “Global Risk 2021: Building a Stronger Healthier Bank”, advierte que es probable que el próximo año para los bancos se vea empañado por los incumplimientos de pagos de compañías, así como por las insolvencias empresariales, a medida que el balance de la pandemia se vea reflejado plenamente en los estados financieros de las organizaciones.
Esto se produce después de un año en el que el refuerzo de las provisiones para riesgos de los bancos garantizó una mayor resistencia y permitió brindar un apoyo importante a sus clientes. Los bancos estadounidenses reservaron considerablemente más para posibles pérdidas de préstamos en 2020 que en 2019, con un crecimiento medio del 137%. Por su parte, las entidades europeas también aumentaron sus provisiones en un 113%.
Este colchón podría erosionarse a medida que la pandemia entra en su segundo año. Si las perspectivas económicas mundiales empeoran, es probable que el impacto se sienta de forma diferente en cada país. El reporte de BCG señala que los bancos de los países en los que el turismo, el sector inmobiliario o el transporte representan una mayor proporción del conjunto industrial, serán los más afectados.
“Los bancos aprendieron de la crisis financiera mundial de 2008-2009 en lo relativo a la capitalización, gestión de liquidez y respuesta a la crisis”, explica Alejandro Tfeli managing director y partner de BCG. “En la situación actual, las entidades bancarias están identificando nuevas oportunidades; pero deben seguir siendo cautelosas, ya que las medidas para estimular las economías se están reduciendo, lo que puede revelar problemas subyacentes relacionados con los préstamos morosos”.
El sector bancario debe establecer medidas de protección para liderar el periodo posterior a la crisis. Según el informe, las entidades deben aplicar seis mecanismos fundamentales para salir de la crisis en una posición de fortaleza:
– Actualizar la planificación de escenarios utilizando datos actualizados que permitan evaluar eficazmente las vulnerabilidades operativas, empresariales y financieras a nivel de cartera.
– Pasar a una gestión activa de la cartera de créditos mediante la creación de una unidad dedicada a formular recomendaciones de optimización.
– Aumentar las capacidades de cobro y de resolución de problemas paralelo a la creación de una infraestructura digital de apoyo.
– Optimizar el balance y la cuenta de resultados trabajando metódicamente para examinar cada área.
– Avanzar en el cumplimiento y la gestión de riesgos no financieros mediante la formalización y estandarización de los marcos de gobernanza.
– Acelerar la digitalización haciendo hincapié en la adopción de la nube, para ganar agilidad y resistencia.
A medida que los bancos se enfrentan al volátil panorama que se avecina, el fortalecimiento de las capacidades fundamentales que definirán la próxima generación de instituciones líderes -incluyendo la resiliencia operativa, así como la gestión de riesgos ambientales, sociales y de gobernanza (ESG)- garantizará que se pongan en marcha para la recuperación.