En la primera mitad del año, las utilidades de empresas norteamericanas en el país casi no crecieron respecto de igual lapso de 2006. Pero las ganancias en el exterior aumentaron 22%. Esto lo señala un estudio de Moody’s Economy.com, sitio estadigráfico de la hoy castigada calificadora homónima.
Por ejemplo, Caterpillar -equipos de construcción- informa que sus ventas en Estados Unidos-Canadá cedieron 11% en el tercer trimestre, debido al retroceso inmobiliario. Pero, en igual período, sus ventas subieron 20% en Latinoamérica y casi 33% en la Unión Europea, Levante y Asia oriental. De ahí que los ingresos mundiales se incrementaran 9%.
En el plano minorista, las ventas de la cadena McDonalds crecieron en Levante, Asia oriental y la Unión Europea 2,5 más que en EE.UU.-Canadá. Pero la firma no informó sobre evolución en Latinoamerica ni dio cifras concretas.
Este cuadro lleva a excesos de optimisno, claro. “Entre las treinta economías mayores del mundo, sólo dos (Dinamarca, Japón) no están en expansión”, sostiene la National Association of Manufacturer. A su juicio, “la economía global seguirá fuerte en 2008”. Parece que “global” excluye América anglosajona.
No obstante, Moody’s misma aclara que la firmeza exterior quizá no dure lo bastante para compensar a largo plazo las vulnerabilidades en Estados Unidos. Si bien algunas economías han avanzado al doble del ritmo norteamericano o mucho más, el peso de la carga recae en China, Rusia e India, en tanto otros países muestran signos de debilitamiento.
Por ejemplo, los exportadores de la UE afrontan hoy los efectos de un euro que ha aumentado de US$ 1,29 a 1,48 en cuanto va del año. Eso implica 14,7% de avance en menos de once meses. El dólar bajo y la menor demanda de importaciones en EE.UU. afecta ya a plantas en la UE, Latinoamérica, Asia oriental y meridional.
Algunos románticos, estilo Robert Barbera, sostienen que las necesidades de economías en veloz crecimiento son tales que pueden compensar retrocesos en paìse centrales. “Basta recordar que un tercio de chinos e indios ha saltado del siglo VI al XXI en quince años”, proclama este analista bursátil. Por el contrario, varios colegas suyos afirman que el mundo seguirá durante un tiempo condicionado a EE.UU., la UE y Japón.
En la primera mitad del año, las utilidades de empresas norteamericanas en el país casi no crecieron respecto de igual lapso de 2006. Pero las ganancias en el exterior aumentaron 22%. Esto lo señala un estudio de Moody’s Economy.com, sitio estadigráfico de la hoy castigada calificadora homónima.
Por ejemplo, Caterpillar -equipos de construcción- informa que sus ventas en Estados Unidos-Canadá cedieron 11% en el tercer trimestre, debido al retroceso inmobiliario. Pero, en igual período, sus ventas subieron 20% en Latinoamérica y casi 33% en la Unión Europea, Levante y Asia oriental. De ahí que los ingresos mundiales se incrementaran 9%.
En el plano minorista, las ventas de la cadena McDonalds crecieron en Levante, Asia oriental y la Unión Europea 2,5 más que en EE.UU.-Canadá. Pero la firma no informó sobre evolución en Latinoamerica ni dio cifras concretas.
Este cuadro lleva a excesos de optimisno, claro. “Entre las treinta economías mayores del mundo, sólo dos (Dinamarca, Japón) no están en expansión”, sostiene la National Association of Manufacturer. A su juicio, “la economía global seguirá fuerte en 2008”. Parece que “global” excluye América anglosajona.
No obstante, Moody’s misma aclara que la firmeza exterior quizá no dure lo bastante para compensar a largo plazo las vulnerabilidades en Estados Unidos. Si bien algunas economías han avanzado al doble del ritmo norteamericano o mucho más, el peso de la carga recae en China, Rusia e India, en tanto otros países muestran signos de debilitamiento.
Por ejemplo, los exportadores de la UE afrontan hoy los efectos de un euro que ha aumentado de US$ 1,29 a 1,48 en cuanto va del año. Eso implica 14,7% de avance en menos de once meses. El dólar bajo y la menor demanda de importaciones en EE.UU. afecta ya a plantas en la UE, Latinoamérica, Asia oriental y meridional.
Algunos románticos, estilo Robert Barbera, sostienen que las necesidades de economías en veloz crecimiento son tales que pueden compensar retrocesos en paìse centrales. “Basta recordar que un tercio de chinos e indios ha saltado del siglo VI al XXI en quince años”, proclama este analista bursátil. Por el contrario, varios colegas suyos afirman que el mundo seguirá durante un tiempo condicionado a EE.UU., la UE y Japón.