Las acciones de Pfizer, la mayor farmoquímica mundial, se derrumbaron hasta 17% al saberse, según nuevas pruebas, Cerebrex (su popular remedio para artritis) aumenta riesgos de ataques cardíacos. Se trata de un compuesto similar a Vioxx, que generó un escándalo en desmedro de Merck –debió retirarse en septiembre- e incluía una droga del tipo COX-2.
El laboratoio sostuvo que no proyectaba sacar de mercado su específico. Pero accionistas e inversores temen que el “efecto Vioxx” acabe con todos los medicamentos afines. “Esto augura malos tiempos para la gama COX-2 en general”, señalaba Ira Loss, de la consultora sectorial Washington Analysis.
Hay un síntoma claro: las acciones de GlaxoSmithKline y Novartis cedieron, sólo proque ambas farmoquímicas están desarrollando compuestos con COX-2. Era un “viernes negro” para el negocio.
La bomba de Pfizer cayó a apenas horas de que AstraZeneca hiciera su propia revelación: Iressa, un medicamento supuestamete destinado a tratar tumores pulmonares, en realidad no hace que el paciente viva más. Así demuestra un detenido estudio clínico, conocido cuando ya el específico se receta y se vende en Estados Unidos, Japón y otros mercados fuera de la Unión Europea y Canadá.
Se trata del tercer revés sufrido por la compañía anglosueca en dos meses. Por ende, sus acciones cedieron más de 9% y están al mínimo en 21 meses.
Como para no ser menos, Eli Lilly anunció que añadiría una advertencia a etiquetas y prospectos de Strattera. Esta especialidad orientada a desórdenes por hipo e hiperactividad puede perjuicar a pacientes con ictericia u problemas hepáticos. Ergo, deben abandonarla. La novedad hizo bajar 6% las acciones del grupo.
“La industria ha estado recibiendo golpe tras golpe este año; a veces, por sus propios errores”, admite un informe de Lind-Waldock, división de la británica Refco. Así el índice farmoquímico del American Stock Exchange descendía 4,1%, el peor margen desde mayo de 2003.
A juicio de varios analistas, esta ola de malas nuevas refleja las dificultades de ofrecer al mercado nuevos medicamentos más efectivos y seguros. También influye el endurecimiento del clima regulador, dado que las entidades supervisoras tienden a centrarse en esos aspectos. Pero la industria misma es culpable de negligencias y de privilegiar utilidades sobre obligaciones con el público.
Las acciones de Pfizer, la mayor farmoquímica mundial, se derrumbaron hasta 17% al saberse, según nuevas pruebas, Cerebrex (su popular remedio para artritis) aumenta riesgos de ataques cardíacos. Se trata de un compuesto similar a Vioxx, que generó un escándalo en desmedro de Merck –debió retirarse en septiembre- e incluía una droga del tipo COX-2.
El laboratoio sostuvo que no proyectaba sacar de mercado su específico. Pero accionistas e inversores temen que el “efecto Vioxx” acabe con todos los medicamentos afines. “Esto augura malos tiempos para la gama COX-2 en general”, señalaba Ira Loss, de la consultora sectorial Washington Analysis.
Hay un síntoma claro: las acciones de GlaxoSmithKline y Novartis cedieron, sólo proque ambas farmoquímicas están desarrollando compuestos con COX-2. Era un “viernes negro” para el negocio.
La bomba de Pfizer cayó a apenas horas de que AstraZeneca hiciera su propia revelación: Iressa, un medicamento supuestamete destinado a tratar tumores pulmonares, en realidad no hace que el paciente viva más. Así demuestra un detenido estudio clínico, conocido cuando ya el específico se receta y se vende en Estados Unidos, Japón y otros mercados fuera de la Unión Europea y Canadá.
Se trata del tercer revés sufrido por la compañía anglosueca en dos meses. Por ende, sus acciones cedieron más de 9% y están al mínimo en 21 meses.
Como para no ser menos, Eli Lilly anunció que añadiría una advertencia a etiquetas y prospectos de Strattera. Esta especialidad orientada a desórdenes por hipo e hiperactividad puede perjuicar a pacientes con ictericia u problemas hepáticos. Ergo, deben abandonarla. La novedad hizo bajar 6% las acciones del grupo.
“La industria ha estado recibiendo golpe tras golpe este año; a veces, por sus propios errores”, admite un informe de Lind-Waldock, división de la británica Refco. Así el índice farmoquímico del American Stock Exchange descendía 4,1%, el peor margen desde mayo de 2003.
A juicio de varios analistas, esta ola de malas nuevas refleja las dificultades de ofrecer al mercado nuevos medicamentos más efectivos y seguros. También influye el endurecimiento del clima regulador, dado que las entidades supervisoras tienden a centrarse en esos aspectos. Pero la industria misma es culpable de negligencias y de privilegiar utilidades sobre obligaciones con el público.