<p>Parte del elenco superior estadounidense no quiere “un show unipersonal” del italiano y presiona vía el Wall Street Journal, o sea Rupert Murdoch. Se trata, ni más ni menos, que de evitar “una aprobación a libro cerrado” de Marchionne y sus propuestas.<br />
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En realidad, la resistencia se limita a Kidder, por lo común tan reservado como verborrágico es su colega de General Motors, Edward Whitacre. Pese a esa diferencia de estilos, ya el 25 de septiembre Kidder formulaba reparos a ciertos aspectos del plan Marchionne y lograba demorar la aprobación hasta la semana próxima.<br />
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No obstante, el 1° de octubre el relanzamiento pasaba airoso el tamiz del gobierno federal. El freno impuesto por un sector del directorio norteamericano no implica cambios de relieve en el esquema original. Sólo refleja presiones de cuatro miembros –sobre nueve- allegados al “rebelde” Kidder.<br />
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Sea como fuere, no existen motivos técnicos, económicos ni financieros que den sustento a los objetores. Pero la nueva conducción y el perfil accionario (resultantes de una convocatoria que duró cuatro meses) no debieran permitir gestos como el de Kidder.<br />
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Por ejemplo, el estado pesa en la asamblea porque entregó US$ 12.000 millones en fondos públicos para salir de la bancarrota. También hay un representante canadiense y tres de Fiat, único motor industrial y tecnológico de la nueva empresa. En esta fase, los italianos tienen 20% del paquete, pero eso pasará a 35% una vez cumplidos ciertos objetivos. Algunos expertos ajenos al WSJ no descartan la renuncia de Kidder antes del día 4.</p>
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Detroit: presiones antes de lanzarse Fiat-Chrysler
El miércoles 4 de noviembre, en efecto, Sergio Marchionne (director gerente de la firma italiana y su socia norteamericana) y Robert Kidder presidente de directorio- anunciarán el relanzamiento de Chrysler. Pero hay dudas.