Fue noticia esta semana la venta de un deslumbrante diamante de color rosa de 18 quilates que casi alcanzó la cifra de US$ 50 millones en la subasta de Christie’s en Ginebra. En una puja de apenas cinco minutos se convirtió en el diamante más caro jamás vendido en un remate.
Un diamante de color rosa es una de las piedras más raras del mundo. Muy poca gente ha tenido alguna vez la oportunidad de ver uno personalmente. Pero el rosa es el color más raro de todos. Entre los 66 más hermosos del mundo, solo hay uno de ese color.
Los diamantes de ese color que existen hoy en el mundo se extraen predominantemente de la mina Argyle ubicada en Australia. Solamente 1% de las gemas que se extraen de esa mina son rosadas. Las que se han extraído se han vendido en millones de dólares en los remates de todo el mundo. La última de esas piedras, el diamante Pink Legacy, se remató esta semana en Christie’s, Ginebra.
La increíble belleza y la escasez de un diamante rosado lo convierte en una pieza preciada para cualquier coleccionistas. Son de altísimo valor. Según la mina de diamantes Argyle un diamante rosado puede costar hasta 20 veces más que su equivalente blanco. Se sabe que la reina Isabel II de Inglaterra, Victoria Beckham y Jennifer Lopez usan joyas con estas gemas.
El color rosado
Como ocurre con los diamantes de otros colores, los rosados pueden ser desde muy pálidos hasta muy intensos y cuanto más fuerte es el color, más caros son.
Se encuentran diamantes naturales rosados en Brasil, Rusia, Siberia, Sudáfrica, Tanzania y Canadá. Sin embargo , la mayoría de estas impresionantes gemas provienen de la Mina Argyle en Australia, que es propiedad de Rio Tinto. Las oficinas centrales de la firma también están en perth, Australia Occidental.
Allí se cortan y tallan los diamantes de gran calidad de la mina antes de venderlos mediante ofertas exclusivas. Para tener una idea de la rareza que son las piedras rosadas, del millón de quilates de diamante bruto que produce la mina apenas un quilate es adecuado para vender.
El temor de que muy pronto ya no queden más piedras con esa coloración para extraer de la mina ha generado el creciente interés de joyeros y coleccionista, con su correspondiente alza de precios. Esta es una de las razones que explica los casi US$ 50 millones pagados esta semana por un diamante de 18 quilates.
