Crecimiento sustentable y la economía circular

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La premisa del momento dice que invertir en sustentabilidad crea valor. Pero la realidad muestra infinidad de casos en que esto no es exactamente así. Por eso un estudio realizado por la consultora McKinsey propone agregarle una condición: cuando está bien manejada. Hay empresas que sí logran extraer valor con sus iniciativas de sustentabilidad.

Precisamente de ellas los investigadores extraen recomendaciones para las demás. Tanto los fabricantes como los comerciantes manifiestan su compromiso con el ambiente y los objetivos sociales de maneras muy diversas. Algunos reducen el material que usan en los envases, otros aseguran condiciones dignas de trabajo en las fábricas y otros más prometen vender productos seguros para la salud y para el ambiente. 

Unilever es uno de los ejemplos más cabales. Tiene un plan detallado de Vida Sustentable y una de sus metas para 2020 es reducir a la mitad el impacto de gases de invernadero de sus productos. IKEA, la fabricante sueca de muebles, ha instalado más de 700.000 paneles solares en sus locales de todo el mundo y se ha comprometido a comprar y operar más de 300 turbinas eólicas El plan de sustentabilidad del grupo británico de retail Kingfisher, se propone no sólo hacer un uso frugal de los recursos sino recuperar y regenerar el ambiente “devolviendo más de lo que saca”.

Esos programas son poderosos agentes de cambio, no solo porque hacen coincidir los intereses de la empresa y el consumidor sino porque logran una cultura de innovación en productos y modelos de negocios. Pero hay un gran escepticismo sobre la posibilidad de que esos esfuerzos tengan un impacto en el desempeño financiero en el corto y mediano plazo. 

Una encuesta realizada por tres investigadores de McKinsey en Alemania -Achim Berg, Nils Schlag y Martin Stuchtey- brinda respuestas a dos cuestiones centrales: cómo algunas empresas están creando valor con sus programas de sustentabilidad y qué prácticas les permiten llevar adelante sus programas sin tropiezos y con eficiencia.

La investigación buscó específicamente ejemplos concretos de cómo las empresas usan sus iniciativas para manejar riesgos, impulsar crecimiento y mejorar retornos sobre el capital. Descubrieron que cuando la sustentabilidad se entreteje en todas las operaciones los beneficios son inmediatos.

Manejo del riesgo. Más de 90% de las empresas encuestadas pudieron señalar un riesgo o acontecimiento específico que las llevó a comprometerse con la sustentabilidad. Más de la mitad citaron riesgos de largo plazo: daño a la reputación, problemas regulatorios, riesgos operativos. ¿Cómo son, en la práctica, esos esfuerzos para mitigar riesgos? 

 

Dos ejemplos norteamericanos provienen de empresas de golosinas: Mars y Hershey. Para asegurarse el cacao que necesitan en el futuro ambas empresas están invirtiendo en la sustentabilidad de sus proveedores. Mars ayuda a los pequeños agricultores del cacao en Costa de Marfil dándoles semillas y fertilizantes de alta calidad además de capacitación; también invierte en investigación para mejorar la calidad y rendimiento de las plantas de cacao.

 

Hershey envía expertos para que enseñen a los proveedores las mejores prácticas en métodos de cultivo. Su servicio de teléfonos móviles, CocoaLink les brinda asesoramiento e información sobre el mercado. La compañía también aporta a la educación local y combate el trabajo infantil. Ambas se han fijado como meta tener total sustentabilidad en provisión de cacao para 2020.

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