En Argentina, por ejemplo, aumentó exponencialmente el número de personas que debutaron en la compra online (90% de ellos son adultos), sobre todo de productos de supermercado y farmacia a través de plataformas digitales, según la Cámara Argentina de Comercio Electrónico.
Sin embargo, con el crecimiento del e-commerce, se deben considerar los riesgos de las transacciones fraudulentas. En todos los países de América Latina, vemos abusos debido a promociones para aumentar la conversión de clientes. Cuando el departamento de marketing de una empresa crea una promoción para mejorar la entrada de nuevos consumidores, hay grupos especializados que comienzan a aprovecharse de estas promociones.
Mientras los operadores de tarjetas de crédito llevan a cabo campañas para que el usuario gane puntos, existen foros que explican cuántas tarjetas debe abrir una persona del mismo operador, para beneficiarse más de la puntuación. Incluso hay formas de administrar este proceso y hacerlo a gran escala, convirtiéndose en herramientas de abuso disponibles para los defraudadores.
Muchas personas tienen dudas sobre qué es una “identidad sintética”, el término se refiere a cuando una persona maliciosa entra en una cuenta y crea una identidad falsa al combinar los datos robados, con información de terceros. Esta combinación de datos hace que la “identidad sintética” sea difícil de detectar porque no hay una víctima o, en este caso, un reclamante.
En muchos países latinos, por ejemplo, es común ver a un defraudador usar el número de identificación de un niño estadounidense para registrar una cuenta de teléfono celular. Hecho esto, el defraudador usa esta identidad para crear una tarjeta de crédito, ya que tiene un historial.
Actualmente, un tercio de las instituciones financieras ya han identificado identidades sintéticas. El pronóstico es que este número alcanzará el 40% en los próximos dos años, causando daños de alrededor de US$ 8 mil millones, provenientes de identidades sintéticas.
Para evitar el fraude en las transacciones en línea, algunas soluciones pueden ser:
- Compartir información en toda la organización. El trabajo de prevención de fraude debe ser realizado por el equipo responsable de este problema en la empresa, pero también debe involucrar a otros departamentos de la organización.
- Eligir los proveedores adecuados. Se debe seleccionar a los proveedores para cada promoción. Lo que realmente agrega valor al proceso, es esencial trabajar con estos proveedores.
- Hablar sobre los riesgos desde el principio. Al promocionar un nuevo producto o servicio, es importante educar al departamento responsable de la promoción en la empresa, con respecto a los riesgos de fraude desde el comienzo del proceso. Esto es para que el departamento no tenga que crear nuevas reglas al final de la promoción.
- Tener visibilidad. Tome una visión holística de todo el proceso.
- Usar la tecnología a su favor. En el mundo digital, es difícil reaccionar sin tener un modelo de aprendizaje automático. Imagínese en el mundo real, mirando cientos de datos. Con el aprendizaje automático es posible obtener mejores resultados.
- Mantenerse enfocado. ¿Cuál es el objetivo, aumentar las ventas? ¿Mejorar las expectativas del cliente? ¿O evitar un número mayor de fraudes? Puede ser importante pensar en un contexto de objetivos múltiples como foco.
Por lo tanto, es esencial que las empresas tengan controles internos, ya sea en tiempos de crisis o no, y tomar conciencia de que al utilizar soluciones antifraude, la asertividad puede ser mucho mayor.
(*) General Manager de Emailage para América del Sur