<p>Hasta el domingo, todos apostaban a que el directorio de la automotriz norteamericana no vendería al consorcio tras el cual se escudan Dyeripaska y su mandante, Vladyímir Putin. Además de MGS, resta la oferta del fondo inversor belga –estadounidense, en verdad- RHJ International, preferida en Detroit. Naturalmente, Angela Merkel apoya la propuesta austrorrusocanadiense, por razones geopolíticas.<br />
<br />
En el trasfondo, espera Fiat desde julio, cuando Sergio Marchionne declaró que su oferta era inamovible. Según varios medios alemanes, GM tiene serias dudas sobre la opción MGS. Una es clave: no desean acabar traspasando tecnologías a los rusos, lo cual los convertirá en rivales peligrosos.<br />
<br />
Por lo demás, la nueva General Motors está saliendo rápido de la quiebra y su conducción tratará de retener Opel (con o sin la británica Vauxhall). La filial europea podría ayudar en materia de coches chicos y medianos. En cuanto a los € 1.500 millones entregados por Berlín, Detroit no tendría problemas para restituirlos.<br />
<br />
El culebrón quizá no se resuelva esta semana. La inminencia de elecciones alemanas poco favorables a Merkel (día 27) podría alargar los tiempos de la negociación. El propio ministro de economía, Karl-Theodor zu Guttenberg, admitió que las cosas no marchaban bien entre su gobierno y General Motors. En cuanto a la parte gremial, Klaus Franza (jefe del sindicato que cubre Opel) es aliado táctico de Karl-Peter Forster, presidente de GM-Europe con inexplicable sede en Zürich y amigo de Dyeripaska.</p>
<p> </p>
Clima denso: ultimátum de Alemania a General Motors
Berlín sólo aportará los 3.000 millones pendientes si 55% se vende al grupo austrorrusocanadiense Magna Gaz Sberbank. De lo contrario, exigirá los 1.500 millones ya otorgados. Los días 8 y 9, se verá si GM puede más que Olyeg Dyeripaska.