Las decisiones le llevaron tres meses de análisis a Robert Druskin, director operativo de Citigroup. El total de gastos a eliminar en el trienio alcanza US$ 4.600 millones y la meta es que los costros bajen al nivel de, por ejemplo, JP Morgan Chase.
El banco cerrará sucursales, inclusive las 45 de su división de valores, Smith Barney. Uns parte de la masa íntegra de personal (337.000 a tiempo completo o medio), excepto los puestos a eliminar, se transferirá a lugares con sueldo más bajos. Por ejemplo de EE.UU. a Polonia o de Nueva York a Buffalo. Algunos medios hablaban el martes de hasta 45.000 despidos, pero no tenían fundamentos.
La estrategia de Druskin –no tanto de Charles Prince, director ejecutivo, aunque algunos analistas digan lo contrario- es una respuesta a los accionistas que disparaban sobre Prince. También a Wall Street, donde los títulos de Citigroup se ven a la zaga de sus rivales.
Pero, en esencia, el problema es que las erogaciones crecían el doble de rápido que los ingresos y llegaron a US$ 52.000 millones en 2006. El plan Druskin amplía el del propio Prince que, tiempo atrás, anunciada recortes por US$ 2.000 millones en 2007-9. La eliminación de empleados derivada de compatibilizar sistemas informáticos es tipica: afectará la mitad de los puestos creados en 2006.
Un grupo de analistas apoya el programa de Druskin, Otro grupo sostiene que debió haber sido más drástico y no fue por culpa de Prince. En general, accionistas y operadores comparten este criterio. Al conocerse los anuncios, los papeles del grupo cedieron 1,7% a US$ 51.50, lo cual sugiere que el mercado es escéptico sobre los resultados del plan.
Citigroup hará cargos brutos por US$ 1.380 millones por el primer trimestre de 2007 (abril-junio) y 200 millones en los tres siguientes del ejercicio contable 2007/8. La suma se destina a indemnizar despidos y retiros anticipados. El banco espera ahorros por US$ 2.600 millones en el ejercicio 2008/9. Por otra parte, 57% de los recortes laborales será en el exterior: se abandona la banca minorista en Gran Bretaña (no es rentable) y algunas actividades se mudan a Polonia. Cabe preguntarse qué ocurrirá con quienes pasen de un contexto donde se habla inglés a uno donde impera el polaco y, además, reina un gobierno autoritario.
Las decisiones le llevaron tres meses de análisis a Robert Druskin, director operativo de Citigroup. El total de gastos a eliminar en el trienio alcanza US$ 4.600 millones y la meta es que los costros bajen al nivel de, por ejemplo, JP Morgan Chase.
El banco cerrará sucursales, inclusive las 45 de su división de valores, Smith Barney. Uns parte de la masa íntegra de personal (337.000 a tiempo completo o medio), excepto los puestos a eliminar, se transferirá a lugares con sueldo más bajos. Por ejemplo de EE.UU. a Polonia o de Nueva York a Buffalo. Algunos medios hablaban el martes de hasta 45.000 despidos, pero no tenían fundamentos.
La estrategia de Druskin –no tanto de Charles Prince, director ejecutivo, aunque algunos analistas digan lo contrario- es una respuesta a los accionistas que disparaban sobre Prince. También a Wall Street, donde los títulos de Citigroup se ven a la zaga de sus rivales.
Pero, en esencia, el problema es que las erogaciones crecían el doble de rápido que los ingresos y llegaron a US$ 52.000 millones en 2006. El plan Druskin amplía el del propio Prince que, tiempo atrás, anunciada recortes por US$ 2.000 millones en 2007-9. La eliminación de empleados derivada de compatibilizar sistemas informáticos es tipica: afectará la mitad de los puestos creados en 2006.
Un grupo de analistas apoya el programa de Druskin, Otro grupo sostiene que debió haber sido más drástico y no fue por culpa de Prince. En general, accionistas y operadores comparten este criterio. Al conocerse los anuncios, los papeles del grupo cedieron 1,7% a US$ 51.50, lo cual sugiere que el mercado es escéptico sobre los resultados del plan.
Citigroup hará cargos brutos por US$ 1.380 millones por el primer trimestre de 2007 (abril-junio) y 200 millones en los tres siguientes del ejercicio contable 2007/8. La suma se destina a indemnizar despidos y retiros anticipados. El banco espera ahorros por US$ 2.600 millones en el ejercicio 2008/9. Por otra parte, 57% de los recortes laborales será en el exterior: se abandona la banca minorista en Gran Bretaña (no es rentable) y algunas actividades se mudan a Polonia. Cabe preguntarse qué ocurrirá con quienes pasen de un contexto donde se habla inglés a uno donde impera el polaco y, además, reina un gobierno autoritario.