viernes, 22 de noviembre de 2024

¿Beijing comienza a coartar el accionar de la empresa privada?

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El avance de los reguladores sobre Ant y Jack Ma crean el temor de que peligre la propiedad privada.

Las compañías tecnológicas han sido las grandes ganadoras de la pandemia. La gente dependió de sus servicios durante todo el tiempo y eso ayudó as consolidar su dominio.

Por eso los reguladores comienzan a acrecentar su escrutinio. Los grupos financieros también están en alerta porque temen que del costado tecnológico se produzca una irrupción en sus territorios y amenacen la estabilidad financiera.

Las recientes medidas que adoptó Beijing para controlar un poco más las operaciones del Ant Group, el gigante de servicios tecnológicos del país, parecen surgir de preocupaciones similares.

Las autoridades chinas hace rato que están atentas al creciente rol de Ant y sus colegas, como Tencent y WeChat. Desde sus comienzos, como un servicio de pagos móviles, Ant evolucionó rápidamente hasta convertirse en una usina digital, donde millones de usuarios invierten, compran seguros y sacan préstamos. El negocio de préstamos de Ant ha sido uno de los motores del crecimiento reciente con 500 millones de clientes sacando préstamos a través de Alipay, su app de pagos, en los últimos 12 meses que terminaron en agosto. A los reguladores les preocupan los riesgos que significan para la economía el aumento de la deuda familiar.

Pero el avance de Beijing sobre Ant es un recordatorio de que en China ningún individuo ni compañía es más importante que el Partido Comunista. A Jack Ma, fundador de Ant, no se lo ve en público desde que criticó en octubre a los reguladores chinos y sus bancos estatales, lo que generó la suspensión de la OPI de Ant.

El método de Beijing tiene riesgos. A los reguladores se los podría ver como atacando el sector privado y la santidad de los derechos de propiedad privada, dos cosas que tuvieron un rol central en la transformación económica de China. El repentino retiro de la OPI de Ant el año pasado ya dañó la reputación de los mercados de capitales.

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