domingo, 29 de diciembre de 2024

Avanzan en todo el mundo los medicamentos personalizados

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Cada vez más, las grandes farmoquímicas apuestan a “medicinas inteligentes”, ante la ineficacia de las convencionales. Naturalmente, Estados Unidos, Suecia y Gran Bretaña lideran la tendencia. Pronto, un mapa genético individual costará sólo US$ 1.000.

<p>&ldquo;Importa mucho m&aacute;s conocer al paciente que a su enfermedad&rdquo;, afirmaba Hip&oacute;crates (-460/-377) . No se equivocaba. Veinticuatro siglos y medio despu&eacute;s, se sabe que la secuencia de &aacute;cido desoxirribonucleico (ADN) es clave para tratar a los individuos. Es un error, pues, limitar el conocimiento al mal y depender de f&aacute;rmacos generales, que sirven en muchos casos, pero no en todos.<br />
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No por nada las multinacionales del negocio est&aacute;n virando al campo de espec&iacute;ficos y tratamientos personalizados. Pfizer, Novartis, Sanofi-Aventis, GlaxoSmithKline, Roche, AstraZeneca, Johnson&amp;Johnson, Merck Serono, Eli Lilly, Wyeth o Amgen-Domp&eacute; dedican crecientes recursos a la biotecnolog&iacute;a. Unas desarrollan segmentos propios, otras compran firmas establecidas.<br />
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Los equipos (kits) terap&eacute;uticos o de diagn&oacute;stico &ldquo;leen&rdquo; los genes del paciente. Su objeto es detectar y prevenir las mutaciones virales que generan tumores o males raros, pasibles de corregirse o eliminarse con terapias ad hoc.<br />
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Este mismo a&ntilde;o, basta ya una gota de sangre para obtener una &ldquo;fotograf&iacute;a&rdquo; integral de genomas individuales por poco m&aacute;s de mil d&oacute;lares o 720 euros y abaratar las historias cl&iacute;nicas. Sin duda, el siglo XX aport&oacute; lo suyo, en forma de decrecientes tasas de mortandad y una sobrevida que fue pasando de 50 a 80 a&ntilde;os al nacimiento. Por supuesto en los pa&iacute;ses desarrollados, donde los primeros farmoqu&iacute;micos inteligentes (los antiangiogen&eacute;ticos) fueron descubiertos por Judah Foklman.<br />
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La bater&iacute;a m&eacute;dica evolucion&oacute; desde sulfamidas hasta antibi&oacute;ticos, antihipertensivos, diur&eacute;ticos, betabloqueantes, antiretrovirales y oncol&oacute;gicos. En cuanto a tumores, en los &uacute;ltimos veinte a&ntilde;os se prob&oacute; que no siempre es necesario destruirlos y basta con mantenerlos bajo control.<br />
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Estos procesos derivaron de mera necesidad, ante la nula o escasa eficacia de f&aacute;rmacos masivos. Seg&uacute;n estudios de Frank Lichtenberg (universidad de Columbia) o Bengt J&ouml;nsson (fundaci&oacute;n Karolinska, Estocolmo), el porcentual medio de pacientes que responden a medicaciones convencionales en EE.UU. y la Uni&oacute;n Europea es 38/40% para antidepresivos y antiasm&aacute;ticos, 43% para antidiab&eacute;ticos, 50% para antiartr&oacute;sicos/antiartr&iacute;cos, 70% para anti-Alzheimer y 75% para anticancer&iacute;genos de diversos tipos. No es casual, empero, que las terapias m&aacute;s novedosas sean las menos efectivas, pues tambi&eacute;n esos males son de detecci&oacute;n o tratamiento m&aacute;s recientes.<br />
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