General Motors, durante 78 años (1930-2007) la mayor automotriz mundial, se acoge el lunes al título XI de la ley federal para concursos y quiebras. Uno de los efectos será dividir activos y transferir los más rentables a la más grande de las futuras dos sociedades. No es ésta una quiebra lisa y llana, pues el estado financiará operaciones durante esa primera fase. <br />
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Este viernes, Washington llegaba a un acuerdo con los mayores bonistas, que canjearán acreencias en acciones de la GM sucesora (absorberá marcas como Chevrolet, GMC y Cadillac). Por supuesto, esta bancarrota difiere totalmente del proceso encarado por Chrysler-Cerberus Capital Management, ligada a una alianza con Fiat. O sea la misma empresa que puja por Opel, la división europea de GM. <br />
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En realidad, el detonante inmediato de la quiebra es su fracaso en reducir deudas en US$ 44.000 millones antes del lunes. Originalmente, el objeto era hacerlo fuera de los tribunales, pero no pudo ser. <br />
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Esta bancarrota será la tercera por monto nominal en la historia norteamericana, tras Lehman Brothers (este año) y WorldCom (2003). Tomando cifras de GM misma, involucra activos por US$ 91.000 milllones y obligaciones por 176.400 millones. La quiebra de Chrysler (30 de abril) implicaba US$ 39.000 millones en activos. <br />
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Según informó la Securities & Exchange Commission (comisión federal de valores), el nuevo convenio con tenedores de deuda titulizada prevé canjar US$ 27.000 millones de papeles por 10% de acciones en la “nueva” General Motors. Vale decir, una quita sobre el valor nominal superior a la rechazada por bonistas y fondos buitres. Una vez cerradas esas negociaciones, el estado controlará 72,5% del paquete y United Auto Workers –vía fondo jubilatorio- obtendrá 17,5%. <br />
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Cruzando el Atlántico, el panorama se complicaba. Mientras Londres y Bruselas metían baza, Berlín arriesgaba roces con Washington y éste podía dejar sin amparo financiero a Opel-Vauxhall debido a la quiebra de GM. A última hora del jueves, Hillary Clinton, secretaria de Estado, aseguraba a Frank-Walter Steinmeier (ministro alemán de relaciones exteriores) que presionará para solucionar el entuerto. Pero ¿y si las trabajosas negociaciones resultasen en el triunfo de Magna-Gaz, a cuyo segundo componente lo manejan Olyeg Dyeripaska, hombre de Vladimir Putin en Suiza? <br />
Auxilio fiscal para GM, y más problemas en Berlín
Era inevitable: los acreedores se ablandaron y Washington rescatará a la compañía, previa bancarrota negociada. Por el contrario, las cosas se complican en el caso del gobierno alemán- Opel-Vauxhall y Fiat avanza a expensas de Magna-Gaz.