Pfizer explicó su rechazo diciendo que la última oferta mejorada es inferior a su valoración como compañía independiente. Según el criterio de sus accionistas, la última oferta debía superar por lo menos 10% la presentada el viernes (de £ 53,50 por acción, o US$ 89,96).
Leif Johansson, presidente de AstraZeneca, criticó la falta de lógica industrial tras la acción de Pfizer; los riesgos a los accionistas por controvertidos planes impositivos y la amenaza a empleos en ciencias de la vida en Gran Bretaña, Suecia y Estados Unidos. “Hemos rechazado la propuesta porque es inadecuada”, dijo.
Las acciones de AstraZeneca bajaron 13% a 42 libras en las primeras operaciones al disminuir las posibilidades de una compra. Algunos grandes accionistas manifestaron su molestia por la postura del directorio de la compañía.
El plan de la firma estadounidense era crear la mayor compañía farmacéutica del mundo, con oficina en Nueva York, pero basada en el Reino Unido por razones fiscales. La oferta había causado polémica en el mundo político del Reino Unido, donde AstraZeneca emplea a 6.700 personas.
La semana pasada, en una comparecencia ante diputados británicos en el Parlamento, el consejero delegado de AstraZeneca, Pascal Soriot, dijo que la fusión podía poner en peligro el desarrollo de fármacos para el tratamiento del cáncer, mientras que los sindicatos temían la supresión de puestos de trabajo.
Interrogado por el Financial Times si el directorio podría acceder a sentarse a la mesa de negociaciones, Johansson dijo “No. Ya hemos perdido mucho tiempo con Pfizer. Confiamos en que tenemos una estrategia independiente que va a generar valor para los accionistas”. Explicó también que la oferta final de Pfizer sub-valuaba a AstraZeneca, no solucionaba una serie de otras preocupaciones que tenía el directorio sobre la operación y que su posición estaba orientada “fundamentalmente” a obtener beneficios financieros para los accionistas, incluida la reducción impositiva.