Vía la firma Primrose (“prímula”, irónico nombre floral), Eton quería el 26,35% en esa empresa, o sea la mitad de las tenencias de Petrobrás. La cámara de apelaciones en lo civil y comercial rechazó por unanimidad el recurso de alzada interpuesto contra la resolución 9/07de la secretaríaa de comercio interior.
Este veredicto torna a poner en carrera la alianza Enarsa-Electroingeniería. La dupla ya tiene un preacuerdo con Petrobrás para tomar sus títulos por US$ 60 millones. Al respecto, llama la atención que la compañía estatal brasileña estuviese dispuesta a aceptar una compra apalancada.
Como se sabe, este tipo de transacciones persigue tres fines concomitantes: tomar activos emitiendo deudas nueva sobre ellos, restructurarlos (achicándolos) y revenderlos en mediano plazo al mejor postor. Algunos especuladores rioplatenses se hicieron ricos de ese modo en los años 90, pero varias empresas terminaron mal.
La vapuleada venta de esas acciones acabó ante la justicia en marzo. Eton apeló una resolución donde comercio interior objetaba “el inadmisible desembarco de una sociedad sin antecedentes ni experiencia en el rubro”. Los camaristas señalan que “los funcionarios cumplieron con el deber de salvaguardar el interés público”. Resulta curioso que, en Estados Unidos, Gran Bretaña o Italia –donde las compras apalancadas son un negocio que empieza a agrietarse-, no surjan fallos como éste.
En otro plano, el perfil del paquete Transener tiene sus bemoles. Para empezar, el principal accionista es Citelec, con 52,7%, pero la mitad pertenece en realidad a Petrobrás y es la que se halla en venta. Por ende, la parte ofrecida representa 26,35% del paquete. Además, hay 39,2% circulando en bolsa y 8,1% de propiedad participada.
Vía la firma Primrose (“prímula”, irónico nombre floral), Eton quería el 26,35% en esa empresa, o sea la mitad de las tenencias de Petrobrás. La cámara de apelaciones en lo civil y comercial rechazó por unanimidad el recurso de alzada interpuesto contra la resolución 9/07de la secretaríaa de comercio interior.
Este veredicto torna a poner en carrera la alianza Enarsa-Electroingeniería. La dupla ya tiene un preacuerdo con Petrobrás para tomar sus títulos por US$ 60 millones. Al respecto, llama la atención que la compañía estatal brasileña estuviese dispuesta a aceptar una compra apalancada.
Como se sabe, este tipo de transacciones persigue tres fines concomitantes: tomar activos emitiendo deudas nueva sobre ellos, restructurarlos (achicándolos) y revenderlos en mediano plazo al mejor postor. Algunos especuladores rioplatenses se hicieron ricos de ese modo en los años 90, pero varias empresas terminaron mal.
La vapuleada venta de esas acciones acabó ante la justicia en marzo. Eton apeló una resolución donde comercio interior objetaba “el inadmisible desembarco de una sociedad sin antecedentes ni experiencia en el rubro”. Los camaristas señalan que “los funcionarios cumplieron con el deber de salvaguardar el interés público”. Resulta curioso que, en Estados Unidos, Gran Bretaña o Italia –donde las compras apalancadas son un negocio que empieza a agrietarse-, no surjan fallos como éste.
En otro plano, el perfil del paquete Transener tiene sus bemoles. Para empezar, el principal accionista es Citelec, con 52,7%, pero la mitad pertenece en realidad a Petrobrás y es la que se halla en venta. Por ende, la parte ofrecida representa 26,35% del paquete. Además, hay 39,2% circulando en bolsa y 8,1% de propiedad participada.