Incitada por temas tanto económicos como políticos, Apple acaba de anunciar su intención de invertir US$100 millones en 2013 para empezar a fabricar sus productos en Estados Unidos. La inversión es mínima comparada con los miles de millones que destina a sus líneas de fabricación en extremo oriente, pero puede significar el camino de regreso a casa. Apple invirtió US$9.500 millones el año pasado en procesos de fabricación, por lo que la inversión anunciada representa apenas un poco más de 1%.
El plan fue anunciado este jueves por el director general de la empresa, Tim Cook. Aunque no entró en detalles, Apple empezaría a contratar socios locales para la fabricación de algunas piezas de alta tecnología.
La empresa californiana ha construido una de las más modernas y complejas cadenas de suministro del mundo en Asia, principalmente en China, junto a su socia, la taiwanesa Foxconn. Sin embargo, el aumento de los sueldos y de costos, sumado a las varias denuncias por condiciones de trabajo inhumanas y trabajo infantil, están llevando a la empresa a buscar nuevos horizontes. A esto hay que agregar el gran problema de empleo que sufre la primera potencia mundial y la posibilidad de que el país se encamine hacia la recesión debido a la crisis fiscal.
Según Tom Mayor, experto de la consultora Booz & Co., el anuncio de Apple no es más que una jugada política. Matt Sheerin, analista jefe de Stifel Nicolaus, sostiene que fabricar computadoras en Estados Unidos “no tiene sentidoâ€.
Aunque Apple ya empezó a ensamblar en Estados Unidos, para que sus productos tengan la etiqueta “Made in USA†es necesario que todas las piezas principales del producto sea fabricadas en el país.
El pasado año fiscal Apple vendió 18,2 millones de Macs. Sus acciones, que han sufrido una dramática caída en los últimos días, sufrieron un alza de 1,6% ayer jueves, cotizando en US$547,24.