jueves, 26 de diciembre de 2024

Ahora le toca a Boeing: se retrasa el 787 Dreamliner

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Por lo visto, el “avión de los sueños”, alias marquetinero si los hay, compite con el Airbus 380 en cuanto a dificultades. Las empresa informó que las primeras entregas se demorarán al menos seis meses por problemas de armado.

A diferencia de su competidora francoalemana, que recién acaba de superar problemas del gigante A 380, los de Boeing afectan a un caballito de batalla mediano, el muy promovido 787 “Dreamliner”. En realidad, hace algunas semanas la compañía ya aplazaba cuatro meses los primeros vuelos de ensayo. Pero su influencia en los medios norteamericanos disimuló la mala noticia.

Esta semana, la firma amplió a seis meses la demora en entregas iniciales. Hasta el momento, unas cincuenta aerolíneas comerciales había encargado algo más de 700 unidades y eso convertía este modelo de fuselaje ancho –pero no “jumbo”- en el más vendido mundialmente desde 2004.

Una impresionante ofensiva publicitaria y de relaciones públicas presentaba el “Dreamliner” como la máquina más eficiente en consumo de combustible y mantenimiento. Entretanto, esta demora que perjudica la imagen de Boeing no sorprende a los analistas. Quizá porque también refleja problemas por escasez de insumos como titanio y aluminio, agrandados porque los proveedores debían aplicar nuevas técnicas de producción.

A su vez, esto radica en el empleo de compuestos con fibra de carbono, no ya aluminio, en el propio fuselaje. Sea como fuere, el ciclo de armado venía encontrando obstáculos desde agosto y los cronogramas comenzaron a estirarse. Absorta en un escándalo por “insider trading” en su matriz (European aeronautics, defence & space), Airbus dejó pasar una oportunidad de esmerilar al rival.

Aparte de la primera tanda de entregas, Boeing deberá ponerse al día velozmente. Su calendario es tan apretado o mal previsto que necesita tener listos más de cuarenta aviones para cuando se completen los vuelos de prueba. Si surgen nuevas postergaciones, todo quedará comprometido durante no menos de dos años, con los consiguientes riesgos de multas y deterioro de imagen. Aparte, está la sombra del A 350, un competidor directo.

La compañía aseguró inicialmente que entregaría 112 unidades entre fines de 2007 y de 2009. Lograrlo parece hoy bastante difícil, si no imposible. Sucede que proveedores italianos, japoneses, israelíes y norteamericanos siguen con problemas por escasez crónica de partes. Hay casos de demoras por hasta ocho meses. En el sector no descartan que rueden algunas cabezas.

A diferencia de su competidora francoalemana, que recién acaba de superar problemas del gigante A 380, los de Boeing afectan a un caballito de batalla mediano, el muy promovido 787 “Dreamliner”. En realidad, hace algunas semanas la compañía ya aplazaba cuatro meses los primeros vuelos de ensayo. Pero su influencia en los medios norteamericanos disimuló la mala noticia.

Esta semana, la firma amplió a seis meses la demora en entregas iniciales. Hasta el momento, unas cincuenta aerolíneas comerciales había encargado algo más de 700 unidades y eso convertía este modelo de fuselaje ancho –pero no “jumbo”- en el más vendido mundialmente desde 2004.

Una impresionante ofensiva publicitaria y de relaciones públicas presentaba el “Dreamliner” como la máquina más eficiente en consumo de combustible y mantenimiento. Entretanto, esta demora que perjudica la imagen de Boeing no sorprende a los analistas. Quizá porque también refleja problemas por escasez de insumos como titanio y aluminio, agrandados porque los proveedores debían aplicar nuevas técnicas de producción.

A su vez, esto radica en el empleo de compuestos con fibra de carbono, no ya aluminio, en el propio fuselaje. Sea como fuere, el ciclo de armado venía encontrando obstáculos desde agosto y los cronogramas comenzaron a estirarse. Absorta en un escándalo por “insider trading” en su matriz (European aeronautics, defence & space), Airbus dejó pasar una oportunidad de esmerilar al rival.

Aparte de la primera tanda de entregas, Boeing deberá ponerse al día velozmente. Su calendario es tan apretado o mal previsto que necesita tener listos más de cuarenta aviones para cuando se completen los vuelos de prueba. Si surgen nuevas postergaciones, todo quedará comprometido durante no menos de dos años, con los consiguientes riesgos de multas y deterioro de imagen. Aparte, está la sombra del A 350, un competidor directo.

La compañía aseguró inicialmente que entregaría 112 unidades entre fines de 2007 y de 2009. Lograrlo parece hoy bastante difícil, si no imposible. Sucede que proveedores italianos, japoneses, israelíes y norteamericanos siguen con problemas por escasez crónica de partes. Hay casos de demoras por hasta ocho meses. En el sector no descartan que rueden algunas cabezas.

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